El Barça de Valverde ha sido diseñado para ganar la Liga

Ernesto Valverde durante el Barça-Valencia de la Liga 2017/18

Ernesto Valverde durante el Barça-Valencia de la Liga 2017/18 / Valentí Enrich

Ernest Folch

Ernest Folch

Lo que define a un equipo es su capaci-dad de encajar los golpes. Tras el brutal batacazo de Roma, lo que estaba en juego ayer en el Camp Nou, mucho más que los tres puntos, era ver cuál era la respuesta del Barça. Y lo cierto es que, dadas las circunstancias, el equipo disputó el mejor partido que podía jugar, teniendo en cuenta que un KO como el de Roma deja inevitablemente a cualquiera en estado de ‘shock’, con heridas de consideración y algunas dudas existenciales. Y a pesar de todos los pesares, a pesar de la fragilidad que mostró en muchas fases del partido, a pesar de que el Valencia tuvo varias ocasiones y de que llegó al último tramo angustiando al Barça y amenazando con el empate, el equipo demostró una vez más su instinto de supervivencia y una capacidad más que suficiente para sacarse de encima el tercer clasificado con cierta holgura. Básicamente el encuentro sirvió para demostrar que Valverde ha construido un edificio rocoso, ideal para una competición como la Liga, en la que se ven los frutos del trabajo a medio y largo plazo, donde no hay situaciones de vida o muerte y donde es mucho más importante la constancia que la electricidad. No es pues ninguna casualidad que ayer el equipo consiguiera batir el récord histórico de partidos sin perder de la Real Sociedad en la Liga, una competición que pocos equipos habrán conquistado con una solvencia como la que han mostrado los de Valverde. El pragmatismo extremo del entrenador blaugrana le llevó a alinear otra vez a un renqueante Busquets, a confiar otra vez en Paulinho, al que muchos añoran solo cuando se pierde en Roma pero que luego tampoco demuestra qué puede aportar, y a dejar en el banquillo una vez más a Dembélé: da la sensación de que Valverde todavía no sabe muy bien qué hacer con el extremo francés, que no encuentra la continuidad para demostrar su valía, y al que a menudo se le ve desconcertado, como en la jugada en la que cometió el absurdo penalti que permitió el 2 a 1 del Valencia. El partido de ayer en el Camp Nou, puesto al lado de la debacle de Roma, sirve para reafirmar que este Barça está diseñado para ganar la Liga pero sigue siendo muy inmaduro para afrontar un torneo como la Champions, en el que no hay margen de SFlbrectificación cuando se produce una desco-nexión total como la del pasado martes. SFlbValverde ha hecho muy bien los deberes para SFlbreinar en España, pero le falta todavía mucho trabajo para conseguir que el Barça sea uno de los favoritos en Europa.