Barça: United We Stand

Estamos delante de una realidad peligrosa: la radicalización del mundo barcelonista

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Toni Frieros

Toni Frieros

Lo vivido el pasado miércoles en el Camp Nou fue la demostración fehaciente de la fuerza imparable del barcelonismo cuando está unido y abraza un solo objetivo. La solidaridad con Juan Carlos Unzué pone de manifiesto que sí es posible un Barça sin ‘ismos’, sin filias ni fobias, sin odios ni venganzas, sin retrovisores... El club lleva demasiadas décadas instalado en la división permanente, en el “tú más”, en el “conmigo o contra mí”, en luchas cainitas, en lobbies, en visitas a los juzgados, en odio indisimulado. No existe en el mundo una entidad deportiva con la particularidad del FC Barcelona. Quizás ahí radique una de sus grandezas...y de sus miserias también.

Por eso me ha venido a la cabeza la campaña ‘United We Stand’ que ha puesto en marcha la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, liderará el próximo 15 de septiembre una cumbre que tiene como objetivo unir al país desde una visión bipartidista, donde sea posible enterrar el odio latente en la sociedad y poder resolver las diferencias de argumentos y opiniones con respeto y pacíficamente, sin necesidad de recurrir a la violencia.

En el caso del Barça, es una violencia verbal, donde el insulto y la descalificación imperan impunemente en el entorno y en redes sociales (y también en algunos sectores del club) simplemente por opinar diferente... o por dar informaciones verídicas y contrastadas que, simplemente, molestan. Hay tanta radicalización que estamos delante de una realidad muy peligrosa: la talibanización del barcelonismo. Sinceramente lo digo, si no revertimos la actual situación, la democracia en clave azulgrana está en serio peligro. De hecho, algunas veces tengo la sensación de que estamos en un escenario parecido a una Guerra Civil. Sin armas, sí, pero viendo enemigos en cada una de las esquinas.

Al FC Barcelona le haría falta urgentemente una cumbre parecida a la auspiciada al estilo de Joe Biden. Claro que para que así se produjera y tuviera éxito, los que estaban antes, los que están ahora y los que vendrán después, los palmeros de antes y los de ahora, deberían hacer un enorme ejercicio de examen de conciencia, de sinceridad, honestidad y de ética personal, que acepten la crítica constructiva y la fiscalización de su gestión, porque el club no es de su propiedad, están de paso. El Barça no debe ser una secta. No le pertenece a nadie y es de todos.