El Barça se toma un descanso en Vitoria

Mirotic

Mirotic / FCB

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

Si se ve a Saras paseando por la banda sin decir nada, y ni tampoco chillando o gesticulando, es que está muy enfadado. El técnico se pasó los últimos veinte minutos del partido dando por buena la dura derrota de su equipo y esperando a llegar al vestuario para para poner las cosas en su sitio. Todo y que en el primer cuarto pareció que los blaugranas se tomaban en serio el duelo y salieron al Buesa Arena con ganas de redondear un partido vistoso y con muchos puntos.

Vimos en pista a Higgins, lejos de su mejor forma, y ello ya vale por todo el desplazamiento a Vitoria. Pero las cosas se torcieron en el segundo cuarto. La defensa del Barça, cambios constantes en el 2x2, hizo aguas y en ataque más de lo mismo. Tres puntos en seis minutos de juego lo dicen todo. Para ahondar un poco más en la herida apareció entonces, como una exhalación, un Costello que hizo de todo, y todo lo hizo bien.

También Granger se sumó a la fiesta y dejó en entredicho a sus rivales de posición. Impotencia en las filas culés para trabar a un Baskonia mucho más duro y con mayor capacidad para luchar y pelear por la victoria. Pero, tras el descanso, llegó lo peor. A la fiesta del Baskonia se añadieron los Baldwin, Fontecchio-aún lo están buscando-, Enoch, y un estratosférico Giedraitis que presentó en 10’ un 4/5 en triples. El parcial fue de 34 a 20. Una concatenación de despropósitos blaugranas que abrieron una brecha definitiva en el marcador.

Ver como el Barça perdía balones increíbles, que eran aprovechados por los jugadores vascos para trenzar transiciones que acababan en triples o mates fue desesperante. Una pesadilla. Y Saras, desconectó. Es cierto que la ausencia de Kuric , las faltas de Davies, la falta de rodaje de Higgins y Hayes-Davies dejaban al grupo un poco en cuadro. De hecho, el técnico siempre jugó con dos bases, si consideramos así a Exum, y buscó alternativas como la de jugar con dos cuatros, acoplándose al rival. Pero nada de todo lo anterior prima ante la falta de energía que, en general, transmitió el Barça.

El “carácter” Baskonia fue el detonante de la derrota blaugrana. Ningún jugador culé, más allá de algunas estadísticas razonables, estuvo a la altura de las circunstancias. Fueron superados en todo momento por un rival con mayor ambición que acabó anotando 94 puntos, cuando su media europea es de 70. Por otra parte, no podemos olvidar que el Barça, en la Euroliga, venía de encadenar una serie de 9 triunfos consecutivos. Pongamos todo en su justo contexto. No siempre se puede estar al 100%.