El Barça resucita en Sevilla

Increíble. El Barça dio ayer otro golpe a la Liga en un partido que remontó en un solo minuto cuando parecía todo perdido. Los blaugrana resucitaron de forma milagrosa sobre el terreno de juego cuando Leo Messi entró al campo. Fue un final trepidante que sirve para mantener vivo el sueño de realizar un récord histórico en el campeonato. Y un golpe moral que finiquita absolutamente la Liga. Por mal que se pongan las cosas, este equipo volvió a demostrar que no tienen rival. El alirón se acerca tras un partido extraño en el que se acabó tirando de orgullo para batir a un rival que jugó un auténtico partidazo. Ni así pueden con el Barça.

No fue un buen partido de los de Valverde. Y tampoco hay que esconderlo. Pareció que el Barça estaba ya con la mente en la Champions y no apareció por el Sánchez Pizjuán hasta que quedaban diez minutos para el final. La indolencia y falta de intensidad dejaba el partido en manos de un Sevilla que se puso 2-0 en el marcador, pero que pudo incrementar su renta. Messi se lo miraba desde el banquillo, aunque su entrada fue el primer aviso de que podrían darle la vuelta. Leo, por si solo, asusta. Y el Sevilla se echó atrás cuando lo tenían ganado. El empate fue un mal menor. Una alegría inesperada. Petróleo, tal vez, innecesario porque la Liga hace tiempo que está en el bolsillo blaugrana.

Las carencias que demostró el equipo deben servir de ejemplo. Messi salió al rescate aportando electricidad al juego ofensivo y definición, pero la defensa hizo aguas y el centro del campo, sin Busquets, estuvo roto. Mientras Coutinho dio la cara, Dembélé estuvo en modo off y la reacción llegó sin el sobre el campo. Y un aviso. Una pájara de este tipo en Europa puede ser peligrosa. Messi siempre aparece, pero deberían tomar nota. Este Barça resucitó y está en disposición de acabar la Liga sin perder un partido. Increíble. Tanto como el minuto 88 de un partido con dos goles de un equipo que nunca se rinde.