El Barça que quiere Xavi

Si el equipo recupera la intensidad, presión y dominio de balón del año pasado, todo es posible

Xavi Hernández: "Hemos estado bien en el juego, espesos en la efectividad. Y ha marcado el partido"

Xavi Hernández compareció en los micrófonos de DAZN tras el partido junto a Míchel / DAZN

Toni Frieros

Toni Frieros

No hay nadie más exigente con el juego y la imagen del primer equipo del Barça que su entrenador, Xavi Hernández. Ni más preocupado. Desde el primer segundo que aceptó el cargo con toda la ilusión del mundo fue consciente de dónde se metía y de la presión que debería soportar. Y firmó soñando con darle al club todo lo que le había dado a él en su extraordinaria carrera futbolística. Si hubiera sido por dinero, aún estaría en Qatar… o en Arabia. Era tanta su pasión por sentarse en el banquillo del Camp Nou que incluso olvidó que no hubiera sido ni la primera, ni la segunda, ni la tercera opción del presidente. A culé no le ganará nadie.

Xavi, en su interior, está preocupado. Por muchos análisis que haga con sus colaboradores más estrechos, no se explica que el equipo se haya caído justo la temporada que debería ser el de la confirmación… y quién sabe si la de volver a tocar la gloria, después de haber ganado la Liga y la Supercopa hace unos meses. Y mucho más teniendo en cuenta que la plantilla se ha mejorado sustancialmente (eso creen todos) con jugadores de talla mundial.

Él, que es un ‘loco’ del fútbol, que lo vive y lo siente, sabe que hay teclas que están desafinando. No le cabe en la cabeza que en los entrenamientos todos trabajen de forma extraordinaria, que entiendan a la perfección lo que se les dice y después, en los partidos, cometan esos errores colectivos e individuales que lastran al equipo, de forma muy especial en la efectividad de cara a puerta.

Xavi quiere que su Barça tenga el dominio del balón de principio a fin, que la presión sea la misma en el minuto uno que en el minuto noventa, que la pelota se recupere siempre que se pierda, que el equipo repliegue filas como un acordeón a la velocidad del rayo, que corra y que trabaje en cada partido como si fuera el último. En definitiva, un nivel de exigencia que no todos los jugadores están sabiendo asumir.

Él, como todos los culés y a quienes nos apasiona el fútbol, sentimos envidia sana del ritmo y la intensidad que se ven en la mayoría de los partidos de la Premier League. Ves al City, al Arsenal, al Liverpool, Newcastle, Aston Villa, incluso a ese United que echó al Barça de la Europa League la temporada pasada, y crees estar viendo a equipos que juegan a otra cosa. Sabes que hasta que no pita el final el árbitro todos van a muerte.

Si el Barça de Xavi recupera ese espíritu, todo es posible, porque se trata no solo de soñar con volver a ganar la Liga, también de que los dos o tres equipos que van detrás tuyo no te superen, porque entonces ya no sería preocupación, sería un drama.