Solo el Barça puede perder esta liga

Entrenamiento del Barça el último día de mercado

Entrenamiento del Barça el último día de mercado / Javi Ferrándiz

Toni Frieros

Toni Frieros

La vida del FC Barcelona (social, económica, patrimonial, reputacional, deportiva...) transita por diferentes autopistas paralelas, aunque al final todas convergen en un mismo cruce de caminos, el que es su auténtica razón de ser: ganar títulos.

Es tal la necesidad que tiene el club de regresar a la senda del esplendor perdido que todos los parámetros de una entidad tan compleja como es el FC Barcelona solo se miden por el grosor de esa línea que delimita éxito y fracaso

Una de las razones por las que Joan Laporta ganó las últimas elecciones, sin duda, fue por la nostalgia de aquellos años donde el Barça concitaba la admiración del fútbol mundial. Parece mentira, pero la película ha cambiado muchísimo en muy poco tiempo. Hoy la industria del balón poco o nada tiene que ver con los años 2006 o 2010. 

A pocas semanas de cumplirse los dos años de mandato de esta junta, la consecución de la Supercopa de España ha traído un poco de alegría y satisfacción a una masa social acrítica que ha pasado de puntillas por las dos eliminaciones prematuras en Champions League. ¿Por qué? Sencillamente porque el socio y el aficionado siguen esperanzados e ilusionados con gestas mayores. Por ejemplo, la Liga. 

Y de no mediar una segunda vuelta irregular, este Barça ganará la Liga. Primero, porque tiene la mejor plantilla (mérito de quienes la han confeccionado). Segundo, porque hace el mejor fútbol de la competición, a excepción de ‘desconexiones’ puntuales. Y tercero, porque está al frente un entrenador exigente, que conoce el camino mejor que nadie, que huye de la autocomplacencia, tiene espíritu de crítica y llama a las cosas por su nombre. 

La primera vuelta de este Barça es de autor, para enmarcar, y solo disparándose un tiro en el pie podría perder una Liga que debe ser azulgrana. Un éxito de este calibre serviría para que los socios volvieran a sentirse orgullosos de su equipo, pero nunca debería utilizarse para desviar la atención o apartar la lupa sobre la gestión del club.