El Barça necesita un nuevo modelo de gobernanza

Laporta quiere fichar

Laporta quiere fichar

Toni Frieros

Toni Frieros

La semana pasada tres responsables de diferentes áreas de comunicación del FC Barcelona fueron despedidos. Desde la llegada de Joan Laporta a la presidencia del club en marzo de 2021 han seguido el mismo camino más de 80 trabajadores, entre ejecutivos y otros cargos. Estas decisiones, casi todas basadas en el eufemismo “pérdida de confianza”, han tenido un coste cercano a los 10 millones de euros para una entidad a la que, desde luego, no le sobra el dinero.

Ojo, esta política no está patentada por quienes ahora gobiernan. No es nada nuevo. Viene ocurriendo cíclicamente. En 2003, con la llegada de Laporta, Rosell, Soriano, Ingla, etcétera, ya pasó algo parecido con los más cercanos a Gaspart y se acentuó en 2010 cuando Sandro Rosell ganó las elecciones. En un tiempo récord se fueron del club más de 60 trabajadores considerados afectos a Laporta. 

Uno puede entender, y debe ser así, que al presidente le guste estar rodeado de su gente de confianza, ya que pensará que quizá no sean los más brillantes, pero sí los más fieles. Hasta esa primera capa, es entendible, pero... ¿realmente no hay talento ni liderazgo en los siguientes estratos del club?  

Este modelo de gobernanza, anticuado y personalista, lastra el potencial de crecimiento de la entidad más importante de Catalunya y de la marca deportiva más consolidada y admirada del mundo. Cuando se prescinde de profesionales o ejecutivos del más alto nivel simplemente porque no los has puesto tú, por el camino se pierden proyectos consolidados, otros en fase embrionaria, brillantes ideas, contratos apalabrados, contactos personales...

Como quizá no exista el modelo perfecto, a la luz de cómo viene funcionando el FC Barcelona, me inclino por el del Bayern Múnich (sería cambiar el carnet de socio por acciones del club, siendo la mayoría siempre de sus asociados, el 75%). Una directiva solamente representativa que tome decisiones al alimón con un consejo de administración compuesto por los CEO, gerentes o presidentes de las tres o cuatro corporaciones más importantes del país, accionistas del club. Un proyecto deportivo liderado por un comité de expertos, básicamente grandes ex jugadores. Una estructura sólida que no cambie al albur del presidente de turno.

Mientras los grandes rivales del FC Barcelona tienen unas estructuras super profesionalizadas, con grandes expertos en cada una de las áreas, en Arístides Maillol siguen siendo algunos directivos, y el presidente, los que negocian contratos e intervienen absolutamente en todo. Si el nivel de exigencia debe ser el máximo en el terreno de juego, también debería serlo en la gestión. Que uno pueda elegir a quien quiera, no significa que se pueda poner a cualquiera. Los mejores.