Barça: más que nunca, "esto es lo que hay"

Ansu Fati, cabizbajo frente al Inter de Milán

Ansu Fati, cabizbajo frente al Inter de Milán / Javi Ferrándiz

Toni Frieros

Toni Frieros

¡Madre mía cómo está el patio azulgrana! Incluso a los curtidos en mil batallas y que saben más por viejos que por diablo, les sorprende este nivel de bilis y autodestrucción que ha provocado el varapalo que el club puede experimentar en la Champions League. Y digo “puede” porque hay partido hasta que el árbitro pite el final. Es improbable, sí, pero no imposible.

Mientras tanto, no haré leña del árbol caído. Es oportunista y lo que se impone ahora es la cordura, el análisis, la prudencia y no reaccionar con el estómago. Y algo que no suelen tener los que mandan con todos aquellos que no piensan como ellos: empatía. Si los que están en el poder actúan con revanchismo, ¿qué pueden esperar cuando las cosas van mal?

En cualquier caso, todos estos comportamientos lo único que consiguen es empobrecer al barcelonismo, que vive constantemente en el filo de la navaja, sin paz social ni sosiego institucional.

Caer en la fase de grupos de la Champions por segundo año consecutivo sería, desde luego, un fracaso doloroso. Una afrenta que desnudaría muchas verdades y realidades que están siendo tapadas mientras la pelota ha ido entrando. Silenciadas por conveniencia y connivencia. Y eso es lo que me más me molesta, que solamente se saquen a relucir cuando las cosas van mal. Hay que estar al lado de la verdad siempre.

El Barça de Xavi es líder en la Liga y tiene toda la temporada por delante. Si es capaz de ganar títulos, la Champions habrá sido un fuerte escozor. Eso sí, mientras tanto, quejas ni una, por favor. Ni dedos acusatorios tampoco. Hace dos semanas presumíamos de tener la mejor plantilla de Europa. Más que nunca “esto es lo que hay”. En todos los ámbitos del club, no solo en lo deportivo.

Ayer, Laporta ya hablaba del mercado de invierno, una demostración de que aquí se reacciona según sople el viento. A ver cómo se come eso, porque hay que rebajar la masa salarial como sea. Claro que, si hace falta, se activa otra palanca, la solución a todos los males habidos y por haber. Está muy bien generar ilusión, porque es el motor que mueve a la masa social, pero es mucho más certero responsabilizarse de las decisiones tomadas. Y lo repetiré hasta la saciedad: el tiempo pone a todo el mundo en su sitio. Al Barça también.