El Barça ya es el gran favorito de la Liga

Ronald Koeman, en rueda de prensa

Ronald Koeman, en rueda de prensa / FC Barcelona

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El rendimiento del Barça en la Liga en este 2021 está siendo excepcional. Los números del equipo blaugrana son casi perfectos: 37 puntos sobre 39 posibles, con 12 victorias y un solo empate (ante el Cádiz) en 13 partidos. Más no se puede pedir. Son, sin duda, registros de campeón. El problema del Barça fue el último trimestre del 2020: deambuló sin rumbo, todavía grogui por el humillante KO en la Champions ante el Bayern, y le dio mucho ventaja al Atlético. Afortunadamente, la reacción del conjunto de Koeman ha sido espectacular. Y ahora es un serio, muy serio, aspirante al título. Yo diría que el gran favorito. Sobre todo después de la derrota de anoche de los rojiblancos en Sevilla. El técnico holandés le ha dado personalidad al equipo. Ha sabido recuperar a futbolistas psicológicamente hundidos. Ha apostado (con mucho acierto) por chavales jóvenes y talentosos. Y ha logrado que Messi, que en agosto estaba más fuera que dentro, vuelva a ser el líder indiscutible que el Barça necesita. Esta perfecta combinación ha permitido protagonizar una remontada que, efectivamente, todavía no ha concluido. El Barça debe mantener su racha victoriosa si quiere que todo el esfuerzo realizado en estos tres primeros meses del año acabe teniendo su merecida recompensa. Hay que seguir con la máxima concentración. Y con el mismo espíritu. Empezando esta noche, en el partido contra el Valladolid. 

El parón de selecciones ha sido, sin duda, un contratiempo para un Barça que había cogido un ritmo trepidante. Pero a este equipo no hay quien le frene. La mejor versión futbolística de los blaugranas ha llegado en el mejor momento, con el clásico y la final de Copa a la vuelta de la esquina. El Madrid y el Athletic pondrán a prueba las opciones reales de conquistar un doblete que a finales del año pasado parecía un sueño imposible. El Barça, de la mano de Koeman, ha conseguido evadirse de la pesadilla en la que estaba inmerso. La crisis deportiva parece superada (aunque la plantilla necesita, todavía, muchos ajustes) al mismo tiempo que la ilusión institucional regresa con el presidente Laporta. Todos temíamos una larga travesía por el desierto y hemos entrado en un oasis de victorias.