El Barça coral ilusiona y el Madrid se hunde

El Barça logró una brillante victoria en el campo del Ferencvaros

El Barça logró una brillante victoria en el campo del Ferencvaros / Valentí Enrich

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Un Barça coral y brillante goleó en el campo del Ferencvaros y endosó una nueva dosis de ilusión a los culés. Con un tridente inesperado formado por tres jugadores hasta hace muy poco denostados. Griezmann, Braithwaite y Dembélé protagonizaron un recital futbolístico (especialmente en la primera mitad) que sirvió para que el equipo de Koeman lograra su quinta victoria consecutiva en la Champions. Un triunfo que acerca el pleno de récord que consiguió el Barça de Van Gaal en la temporada 2002-03: 18 puntos de 18 posibles. Ahora ya van 15  antes de cerrar la fase de grupos el próximo martes en el Camp Nou ante la Juventus.

Pero más allá de las estadísticas están las sensaciones. Y las que viene ofreciendo el conjunto blaugrana en los tres últimos encuentros (Dinamo de Kiev, Osasuna y Ferencvaros) son excepcionales. Anoche, nuevamente sin Messi, el Barça brindó un gran espectáculo que permite soñar con todo. El trabajo de Koeman (técnico, táctico, físico y psicológico) empieza a dar sus frutos.

El plácido trayecto del Barça de Koeman hasta los octavos de final de la Champions contrasta con el drama que está viviendo el Madrid de Zidane, a punto quedarse fuera de la máxima competición europea tras su derrota en el campo del Shakhtar. Los blancos son penúltimos pero tienen la fortuna de haber caído en un grupo muy igualado en la mediocridad: aún dependen de ellos, ya que si ganan al Mönchengladbach en la última jornada todavía pueden acabar primeros.

Pero este Madrid parece en caída libre. Con un Zidane incapaz de encontrar respuestas y con un Florentino dispuesto a destituir a su entrenador estrella (ganador de tres Champions consecutivas en su primera etapa en el banquillo) en el próximo tropiezo. El eterno Pochettino y el novel Raúl son los candidatos a sustituir al técnico francés. Sin embargo, como decía Guardiola, al Madrid nunca hay que darle por muerto... aunque esté prácticamente enterrado.