Opinión

Este Barça está cogido con pinzas

Xavi Hernández, serio en el banquillo del campo de la UD Las Palmas

Xavi Hernández, serio en el banquillo del campo de la UD Las Palmas / Valentí Enrich

En lo deportivo (y futbolístico), en lo social y en lo económico, este Barça, este FC Barcelona, está cogido con alfileres. Y eso, cuando los responsables de este proyecto se encuentran en el ecuador de su mandato, es preocupante.

Que al Barça de Xavi le marcara dos goles el peor equipo de las grandes ligas europeas, el Almería, es para hacérselo mirar. Que a un rival humilde, pero entusiasta como Las Palmas, le doblegues de penalti en el añadido, también. Por no hablar del Celta, Alavés, Mallorca… Sin embargo, ningún dato escuece más que este: hacía sesenta años que el Barça no encadenaba 18 partidos consecutivos sin vencer por más de un gol de diferencia.

Hoy, y digo hoy, ver jugar a este Barça es sufrir. Sus partidos se han convertido en un auténtico ejercicio de masticar tornillos. El equipo, la plantilla, Xavi, el staff, la afición y el club necesitan, ¡ya!, una inyección de autoestima, un orgasmo futbolístico, un partido redondo, una goleada sanadora y reconciliadora. Ahí, a la vuelta de la esquina, está la Supercopa de España, lugar y escenario ideales para empezar el camino de la tan cacareada excelencia y que, de momento, no se vislumbra.

Y mientras el equipo anda metido en el desafío de encontrarse a sí mismo, la entidad azulgrana continúa pendiente de forma perenne del ‘play financiero’, que se ha convertido en una verdadera soga al cuello. Y claro, desde fuera, nadie entiende absolutamente nada. Ya no están las millonarias fichas de Messi, Busquets, Alba y Piqué, se han vendido 800 millones de euros en palancas (sic), se ha cerrado Barça TV, se ha despedido a docena de trabajadores, se ha recortado en las secciones profesionales, en el área social… ¿y el club sigue sin margen de maniobra? Es inadmisible que ahora la viabilidad económica dependa de una operación llamada Barça Studios, Barça Media, Barça Visión o lo que sea… A ver si la Superliga o esos viajes a Oriente Medio se convierten en la lámpara maravillosa de Aladino.

Y por si todo ello fuera poco, una importante representación de la masa social azulgrana sigue dándole la espalda al club porque ya no se lo sienten suyo. No se llena Montjuïc, no se completa el censo electoral y la sensación de desapego crece cada día. El socio ha dejado de estar en el centro de la vida de un FC Barcelona que, en vez que proyectarse como una multinacional, se gobierna como una empresa familiar.

Y miren por donde, creo con sinceridad que es precisamente debido a ese modelo de gobernanza que el club está como está. Unos dirán que mejor que nunca a pesar de la herencia. Otros, peor que antes. Hoy, para mí, cogido con pinzas.