El Barça no apareció en el Palau

Mirotic

Mirotic / Valentí Enrich

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

Inexplicable. El Barça no se enteró de que empezaba la serie final. Es imposible de entender que en el primer duelo del play off final, tu rival, el Madrid, te endose 30 puntos en el primer cuarto y sólo cometas tres faltas personales. No hace falta hablar de aspectos técnicos, ni tácticos, cuando en un abrir y cerrar de ojos regalas el partido. El Madrid fue un conjunto mucho más ambicioso. Supongo que para muchos seguidores culés esta simple afirmación es muy dolorosa. Pero es la verdad. La intensidad y carácter de la defensa blanca les permitieron robar un sinfín de balones, 9 en 20’, y jugar así al galope. Canastas en transiciones, triples por doquier, porcentajes casi infalibles, y una insultante superioridad reboteadora. Saras dijo en la previa que en este tipo de enfrentamientos no se le puede regalar nada al oponente.

Si no fuera tan grave lo que vimos, nos lo podríamos tomar como un comentario algo cómico. El Madrid hizo cambios constantes en el 2x2, y el Barça se autodestruyó. Nadie levantó cabeza ante el vendaval de un rival que se alimentaba de los errores y la nula capacidad de reacción blaugrana. La baja de Sanli hacía prever un paseo para Tavares. No fue así. Emergió un Hanga descomunal, que tuvo en Causeur a un complemento perfecto hasta el descanso. En el tercer período, el Barça se dedicó a buscar un intercambio de canastas, y el Madrid lo aceptó. Lógico: iban ganando de 20 puntos. Poirier, Deck y Yabusele lo cocinaron todo, y el partido quedó finiquitado. El Madrid lanzó más a canasta y con mejores porcentajes. Sin más.

A LA ESPERA DEL SEGUNDO ASALTO

¿Será capaz el Barça de recuperarse de semejante correctivo? Cada partido es una historia y, por tanto, debería contestar que sí. Pero el equipo transmite muchas dudas. La imagen de Davies es descorazonadora. Deambula por la pista. Nada le sale bien, y se siente superado por el escenario. Pero tampoco Higgins acaba de arrancar y, aunque Kuric ha vuelto, el perímetro blaugrana es poco solvente. Y la defensa del Madrid flota y flota buscando cerrar su pintura. Es cierto que sin Sanli faltan centímetros. Pero ello no explica que los blancos cojan los mismos rebotes ofensivos que defensivos el Barça. Es una cuestión de concentración, energía y deseo. Son reflexiones que surgen cuando hace tan sólo media hora que acabó el partido. Mañana será diferente.

¡Ha de ser diferente! El Palau exige una reparación. Quiere hechos y no palabras. Es el momento de que el vestuario se rebele ante la imagen que se ha dado en el primer partido. Existe un camino para hacerlo mucho mejor y, sobre todo, dignificar el básquet que durante meses el Barça ha sido capaz de ofrecer a los suyos. Creer en sí mismos y luchar sin descanso. Es lo mínimo que les exige el Blaugrana. Veremos si Saras apuesta por Exum, o da minutos a Nnaji, si Sanli no se recupera. Por cierto, no entendí el cambio de Nnaji a falta de 16’’ para que acabara el partido.

EL MADRID SE PASEÓ ANTE UN BARÇA DESCONOCIDO

Hubo individualidades en el Madrid. Pero lo que más me impactó fue el esfuerzo colectivo de todos sus jugadores. Salieron al partido convencidos de que podían ganar, y lucharon hasta conseguirlo. No tuvieron rival.