Opinión

Los 'asteriscos' en el contrato de Flick

Hansi Flick saluda a Joan Laporta en el Trofeu Joan Gamper

Hansi Flick saluda a Joan Laporta en el Trofeu Joan Gamper / Dani Barbeito

Aceptó Hansi Flick el cargo con todos los asteriscos, la letra pequeña, las comas, las íes y las cursivas. Desde el FC Barcelona se le advirtió que podría haber dificultades, que la situación continuaba siendo delicadísima. Que había esperanza en enderezarla, pero que el contexto seguía siendo poco menos que crítico.

El germano, que había bloqueado otras propuestas esperando la luz verde del club barcelonista (incluso cuando Laporta confirmó a Xavi), ni lo dudó. Motivadísimo y espoleado por el reto de una hornada de jóvenes canteranos con una pinta estupenda por moldear.

Flick y Deco viendo el amistoso entre el Barça Atlètic y el Cornellà

Flick y Deco viendo el amistoso entre el Barça Atlètic y el Cornellà / @fcbarcelonab

Pero también sabedor de que la plantilla tenía carencias, de que esas piezas que faltaban (faltan) estaban detectadas pero nadie podía garantizar que se pudieran cerrar antes del ‘bocinazo’ final de mercado. Y en esas, a 16 de agosto, víspera del arranque de la competición oficial, Flick afronta con lo puesto un duelo en Mestalla que llega, a todas luces, demasiado pronto.

MESTALLA, PLAZA EN PERMANENTE COMBUSTIÓN

Valencia se ha convertido desde hace unos años una plaza permanente convulsa, en constante erupción. Un lugar en el que nadie desearía debutar, menos aún en un proyecto en fase totalmente embrionaria como es el del Barça de Flick. Pero las cosas vienen de sopetón y hay que afrontarlas con estoicismo y pragmatismo. Flick intentó reflotar el ánimo de la gente tras el descalabro del Gamper.

“Será diferente en Valencia”, dijo, escueto, el entrenador germano. Sabe que las palabras se miden al milímetro en el Barça. Y que el barcelonismo acabó algo tocado de moral después de ese abultado resultado ante un Mónaco que, a priori, ni siquiera aspira a pasar de esa primera fase en Champions. A su edad y con su dilatada experiencia, difícilmente lanzará mensajes en vano ni euforias por cualquier mínimo logro. Ya no lo hizo tras la buena imagen ofrecida en la gira americana.

MENSAJE DE CAUTELA

Cauto, prudente y autocrítico tanto dentro como fuera del vestuario. Con el alud de bajas que sigue teniendo el equipo, con los fichajes que no aparecen, jugadores por inscribir. Con la inexperiencia en la élite de casi la mitad de la plantilla. Lógicamente, si pudiera, Flick pediría un bono extra de tiempo para seguir cociendo a fuego lento un equipo que todavía asimila todos los cambios. Apenas lleva más de un mes desde que puso en marcha la maquinaria y ni una semana trabajando con todos los componentes sanos de la plantilla (menos Fermín).

Claro que todo puede salir bien, que el equipo puede fluir como hizo en varias fases ante elMadrid, el City o el Milan. Y que enlace un buen tramo inicial, coja confianza, vaya recuperando futbolistas clave de forma progresiva, llegue alguna incorporación de calidad para dar otro salto. Pero dentro de la lógica entra que haya que tener paciencia, que no se den los resultados de forma inmediata. Y ahí el alemán es consciente de que deberá armarse el escudo. Por si empieza a llover antes de tiempo.

Pese a todas las piedras que puedan caer, Flick tiene una coraza ya tejida y sabía a lo que se exponía. Y a ilusión ninguno le ganará.