Opinión

Un año después, más de lo mismo

Gundo habla con Casadó y Bernal

Gundo habla con Casadó y Bernal / Dani Barbeito

Vaya por delante que estas líneas se escriben sin saber el resultado y desarrollo del partido en Mestalla. Soy consciente que una victoria o derrota cambia el estado de ánimo y, lo que es más preocupante, el enfoque de cualquier análisis. Da lo mismo: con mejor o peor resultado, la reflexión es idéntica. Parto de la premisa que, una temporada después de superar ‘supuestamente’ la mayor crisis económica reciente del FC Barcelona, el proyecto deportivo de la campaña 2024-25 sigue cimentado en las mismas bases de hace un año. Todo sigue igual, y eso no es buena señal, no es de recibo.

El éxito del proyecto Flick no estará en manos de los nuevos refuerzos producto de la gestión/palancas de la junta. Ni mucho menos. La gran ilusión sigue estando en casa, en la irrupción y maduracion de los ‘niños de La Masia’.

Arranquemos en defensa. Si viene o no Cancelo para el lateral solo incide en saber si Koundé sigue fiel a la banda o regresa a su añorada posición natural. Pero lo que realmente me motiva en la jornada 1 es soñar con un Cubarsí evolucionado. El salto de calidad debe venir de la mano de un canterano de 17 años que ya demostró un talento descomunal la pasada campaña. Eso sí, el final de LaLiga se le hizo largo y mostró lagunas. Algo lógico y normal. Algo a corregir.

Y en el centro del campo, pues erre que erre. Ni doble pivote creativo, físico ni nada de nada. ¿Quieren novedades? Pues a pensar en Bernal, Casadó y cia. Con independencia de la recuperación de Frenkie, hay que rezar para que el Marc Bernal de la gira -no el del Gamper contra el Monaco- acumule minutos y siga demostrando que tiene la llave del pivote de futuro. A falta de caras nuevas, las miradas se dirigen a Pedri y Gavi para que regresen con la mejor de sus sonrisas y su clase descomunal. Si es así, un centro del campo de auténtico lujo, si hay que seguir aferrados a los Frenkie o Gündo, pues a sufrir. Lo dicho, igual que hace un año.

En ataque se repite la historia. La ilusión no llega vía Premier ni de cualquier otra gran competición. Por no llegar, ni atisbos del semicrack de Bilbao. Si quieren aire nuevo, piernas frescas y gol, ya saben que hay que hacer un alto en el camino en Sant Cugat. De ahí procede Pau Víctor, otro proyecto de la casa, moldeado en Girona y que ha evidenciado la ridícula inversión con Vitor Roque. Y que conste que la culpa no es del brasileño sino de los que gestionaron la llegada de un delantero que sigue alejado del nivel de competición no solo del primer equipo sino de los jóvenes que despuntan en el filial.

La solución está en casa. Ellos se lo merecen por su calidad pero, no nos engañemos, a esta virtud hay que añadir la negligente gestión de una junta que sigue con sus malabarismos económicos.