Hasta siempre, amigo

En la vida hay tres cosas que hacen grande a las personas: el respeto, el compromiso y los valores. Juan José Castillo Sabata reunió estas tres virtudes consciente del peso de su apellido por la gran huella que había dejado su padre.

Respeto la palabra amistad como algo sagrado, se comprometió con el trabajo sin límites y tuvo muy presente los valores que dignifican. Hijo de un periodista deportivo que marcó una época por su profesionalidad y ética, Juan José Castillo Bielsa, todos los discípulos del maestro, del director, del jefe, hemos sido amigos de Juanjo como digno continuador de la saga. Era periodista pero nunca quiso ejercer de periodista ya que sabía que nunca lograría estar a la altura de su padre. Prefirió dedicarse a la comunicación y las relaciones humanas donde su empatía, entusiasmo y conocimiento le distinguieron. Desarrolló gran parte de su carrera profesional en el Barça donde fue el artífice clave para la creación de la Oficina de Atención a Jugador.

Por su generosidad y sinceridad, se ganó la confianza de los jugadores y consiguió que cracks como Ronaldinho y Messi le acogieran en su círculo íntimo. Amigo de sus amigos, fue un barcelonista de corazón con sangre blaugrana. El Barça fue un motor de su vida y fuente de muchas alegrías. Juanjo Castillo hizo suyo el predicamento de Ghandi de que la felicidad es lo que dices, lo que piensas y lo que haces en plena armonía. A los 61 años nos ha dejado con una pena enorme ya que encontraremos a faltar su generosidad y buen rollo. Juanjo siempre tuvo claro que somos el tiempo que nos queda y fuimos el tiempo que pasó. Sus amigos, que son muchos, siempre le recordaremos por su pasión y vitalidad.

Un sentido pésame para la familia Castillo Sabata, en especial para su hermana María José, que ayer tuvieron el resultado de la autopsia que refleja una muerte por causas naturales. Mañana sábado, a las doce horas, se celebrará la ceremonia religiosa en el Tanatorio de Las Corts en recuerdo del gran amigo.