La afición cambiante del Barça

Ousmane Dembélé ha sido padre de una niña

Ousmane Dembélé ha sido padre de una niña / AFP

Carles Sans

Carles Sans

Hay que ver con qué facilidad se olvida y se recuerda en esto del fútbol. El año pasado muchos culés no queríamos ver a Dembélé ni en pintura; deseábamos que algún equipo se lo llevara del club y desapareciera un jugador problemático para el Barça. Llegó el mercado y no se lo llevó nadie. Además, Xavi Hernández, en coherencia con lo que opinaba desde el primer momento en que fue entrenador, avalaba al jugador.

Xavi lo quería y la mayoría de la afición no. Le cogimos manía a un jugador que durante cinco años no dijo esta boca es mía, un tipo que en los entrenos no se presentaba a la hora, que se lesionaba a menudo y que en muchos partidos no le salía nada de lo que intentaba. Un chico que parecía no tener sangre en sus venas y que durante un tiempo nos costaba unos dos millones de euros por partido jugado. De repente este año, ¡oh sorpresa!, Dembélé nos parece otro.

Después de hacer del tiempo de mercato un suspense continuo, a última hora, va y se queda. Unos dicen que tuvo que quedarse porque nadie lo quiso, otros que porque el jugador tenía claro que se quería quedar, muy a pesar de su representante; el caso es que lo tenemos jugando y bastante mejor que en campañas pasadas. Ahora los detractores estamos callados, e incluso empezamos a pensar que, él y Lewandowski son los únicos jugadores sobre el terreno que pueden sacarse una jugada de gol de la chistera.

 ¿Cómo se puede cambiar tanto de una temporada a otra? Tal vez tenga mucho que ver la labor del entrenador. Sin duda Xavi le ha sabido dar la confianza que tal vez carecía con anteriores entrenadores. No lo sé. La afición del fútbol tiene esas cosas, puedes pasar de la repudia a la adoración en unas cuantas semanas.

Que se lo digan al pobre Luuk de Jong, que pasó de ser objeto de burla a ser un jugador querido por sus goles de cabeza y por su profesionalidad. Y por el mismo procedimiento auguro que pasará con la camiseta blanca de la temporada que viene; hoy en día se despotrica, y cuando llegue el momento gustará y se venderá como churros. Al tiempo.