2021, el año que los culés quieren borrar

Leo Messi, jugador del PSG desde la temporada 2021-22

Leo Messi, jugador del PSG desde la temporada 2021-22 / V. ENRICH / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Por fin acaba uno de los años más convulsos de la historia reciente del Barça. En el 2021 ha pasado de todo. Y casi todo lo que ha pasado ha sido malo. O peor. El club blaugrana ha sufrido una triple crisis deportiva, económica e institucional que ha dejado por el camino muchas víctimas y mucho dolor. Pero el momento más amargo de estos últimos doce meses ha sido, sin duda, la sorprendente, inesperada y yo creo que todavía inexplicable marcha de Messi. El mejor futbolista del mundo y de la historia abandonó la que había sido su casa durante veinte años por la puerta de atrás. Con una triste rueda de prensa en la que no quedaron nada claros los motivos de su salida.

El crack argentino quería seguir y acabar su carrera deportiva en el Camp Nou, pero el maldito límite salarial se impuso a los criterios futbolísticos y sentimentales. Y ahora Messi juega en el PSG. Para amargura de todos los culés, que han visto como el potencial del equipo se ha debilitado hasta extremos insospechados. Tanto que ni siquiera ha conseguido clasificarse para los octavos de final de la Champions por primera vez en más de dos décadas. Ni el cambio de Koeman por Xavi evitó el vergonzoso KO europeo. Y aunque el nuevo entrenador ha empezado a construir su proyecto de futuro (cimentado en los jóvenes y en fichajes estratégicos, como el de Ferran Torres), queda mucho camino por recorrer para que este Barça vuelva a ser competitivo. 

El 2021 ha sido un año que los culés querrían borrar de su memoria. La imagen del Barça ha caído en picado. Y ha dejado de ser uno de los grandes clubs de Europa. Este desastre tiene remedio. Por supuesto. Y Laporta y Xavi ya han empezado a trabajar en la resurrección del club. El Espai Barça (aprobado en asamblea y ratificado en referéndum) debe ser la base sobre la que edificar el resurgir de la entidad. Se necesita dinero para competir con los clubs estado y ese dinero llegará de los ingresos que generen el nuevo Camp Nou, el nuevo Palau Blaugrana y el nuevo Campus. Unos 200 millones más al año que deberán invertirse en reforzar al equipo para que pueda rodar el círculo virtuoso del presidente. El triste 2021 tiene que dar paso a un ilusionante 2022. Si el COVID lo permite. Porque la pandemia no da tregua. Y el Barça acaba el año con 10 positivos. Lo dicho, para olvidar…

Por cierto, lamentable la actitud de Dembélé y su representante. El francés no debería vestir la camiseta blaugrana ni un minuto más.