Opinión

¿Por qué 18 medallas me parecen pocas?

España sumó un metal más que en las dos últimas citas, pero no da un paso adelante y la inversión sigue estancada

Los campeones olímpicos María Pérez y Jordan Díaz, en la Clausura

Los campeones olímpicos María Pérez y Jordan Díaz, en la Clausura / EFE

La delegación española se trajo 17 medallas de los Juegos de Río, donde Rusia sumó 19 oros para un total de 56 preseas que se han repartido entre todos los países en París por la discriminación del Comité Olímpico Internacional a los atletas en función de dónde han nacido.

Así las cosas, Francia ha pasado de 42 medallas en Río a 64 en París, Países Bajos ha subido de 19 a 34 e Italia, de 28 a 40. Mientras, España ha crecido en tan solo una medalla pese a tener solo 10 millones de habitantes menos que el país transalpino, 20 menos que el vecino del norte o casi el triple más que los neerlandeses.

El primer error ha sido vender la piel del oso antes de cazarlo con Alejandro Blanco como primer protagonista, aunque en su descargo él es el más indicado para hacerlo por ser el único que está en contacto directo con todos los deportistas. A su estela se sumaron los medios de comunicación y las grandes culpables, las instituciones.

"Hace falta más inversión, hay que invertir más en deporte", coincidieron con mucha razón este domingo el presidente del COE y el meta 'hispano' Rodrigo Corrales. Sin embargo, España es un país 'idiotizado' por el fútbol, que no es ni bueno ni malo, pero después en los Juegos Olímpicos pasa lo que pasa.

Además, con el anunciado fin del Plan ADO habrá que buscar nuevos recursos si realmente se quiere dar ese paso adelante más allá de cuatro políticos haciéndose fotos con los medallistas. Quienes sí han estado a las duras y a las maduras han sido el propio blanco y la Familia Real. En cuanto al dinero, el modelo del 'Team GB' o el 'Team Netherlands' debería ayudar a cambiar el 'modus operandi'.

Con los partidos políticos más centrados en apropiarse del dinero de los parados o de construir 'ciudades fantasma' en el Mediterráneo, el dinero para el deporte no es ni una quinta parte del que se destina en los países antes nombrados, en Gran Bretaña o en una Alemania que ha bajado su nivel (12 oros y 33 medallas pese a ello).

La lesión de Carolina Marín, el momento más duro de los Juegos

La lesión de Carolina Marín, el momento más duro de los Juegos / AP

No me gusta hablar de mala suerte, pero el drama de Carolina Marín cuando rozaba la final, el bronce perdido en piragüismo por nueve centésimas, el penalti fallado por Alexia Putellas en el 97' para forzar la prórroga en 'semis', los cuatro fallos a bocajarro de los Hispanos contra Andreas Wolff frente a Alemania para pasar a la final o todas las repescas y 'semis' perdidas en judo no son normales. O tener nueve cuartos puestos y 20 quintas plazas.

Por lo demás, estos Juegos pasarán a la historia por el ambiente extraordinario de todas las sesiones con mención especial para el espectáculo del atletismo en el Stade de France. Ver el Arena Sur 6 repleto en el España-Eslovenia de balonmano que abrió la competición o todos los asientos de prensa ocupados en la primera sesión matinal del atletismo no tiene parangón con ninguna edición anterior.

Francia es un país polideportivo que vibra tanto con Mbappé como con Leon Marchand, Teddy Rinner, Victor Wembanyama, el ya retirado Nikola Karabatic o Samba-Mayela, la única medallista del atletismo galo (plata en 100 vallas). "Son iconos y referentes para todos los franceses a los que nos gusta el deporte", decían los aficionados locales a SPORT. ¿Quiénes son en España Hugo González, Maialen Chourraut, Saúl Craviotto, Álvaro Martín o María Pérez?

Ahora Thomas Bach parece decidido a marcharse y ya asoma la cabeza Sebastian Coe como esos pollitos en el nido cuando falta la madre. Tras su sensacional papel al frente del Comité Organizador de Londres 2012, el 'lord' ha brillado por su sectarismo al frente de World Athletics y su servilismo podría ser premiado por el COI. Allí estaba este domingo tan ufano en la maratón femenina después de despreciar por enésima ocasión a los campeones de la marcha.