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"Termina la vía parlamentaria y empieza la judicial": el PP desconfía del reinicio de la legislatura tras la amnistía

En Génova muestran dudas sobre si la amnistía será realmente una garantía de estabilidad para Sánchez a la espera de cómo actúan los jueces, dan por hecho que no habrá Presupuestos Generales y reconocen que el elemento clave pasa por la gobernabilidad en Cataluña

Alberto Núñez Feijóo.

Alberto Núñez Feijóo. / EFE

Paloma Esteban

Cada vez hay menos dirigentes políticos que se atrevan a hacer pronósticos a medio y largo plazo. Las elecciones europeas del próximo domingo tendrán repercusiones en la política nacional y el PP necesita, de entrada, una victoria contundente. Pero más allá de lo que arroje el duelo europeo, ajustado según las encuestas, en la dirección nacional conservadora ven “la misma incertidumbre” para Pedro Sánchez y la legislatura tras la aprobación de la ley de amnistía.

El mensaje del Gobierno y de algunos de sus socios parlamentarios sobre que la legislatura en realidad comienza ahora, casi siete meses después de que empezaran los trámites de la ley que perdona todo el procés, no es compartido en Génova. Primero, porque insisten en que ahora mismo “ha terminado la vía parlamentaria, pero empieza la judicial”. Y, segundo, porque siguen viendo la misma inestabilidad: “Junts le ha tumbado leyes a este Gobierno sin tener la amnistía, que en teoría era lo que le ataba a Sánchez. ¿Por qué ahora, con la amnistía aprobada, eso va a cambiar?”.

Los recientes mensajes del partido independentista, exigiendo abiertamente al PSC que haga ‘president’ a Carles Puigdemont a cambio de seguir manteniendo el apoyo a Sánchez en el Congreso, da alas al PP para azuzar el mensaje de que es “una legislatura estéril”. Un término que Feijóo ha empleado en estos días de campaña y al que seguirá recurriendo.

“La política nacional está ensimismada en amnistías, corruptelas y escándalos nacionales con proyección internacional. Es un drama que el único horizonte de nuestra política sea seguir hablando de referéndums de independencia”, dijo Feijóo el viernes pasado en un acto en el País Vasco. Resume lo que los conservadores quieren proyectar a partir de ahora, ya con la amnistía siendo ley: que el Gobierno no podrá continuar y que debería haber una repetición electoral.

También está por ver, dicen en el equipo de Feijóo, la evolución de los acontecimientos por distintos frentes. El primero, el judicial. El PP expresa un respaldo absoluto a los jueces que deben aplicar - “o no aplicar”, añaden dirigentes conservadores- la ley del perdón al procés. Y también si la justicia europea se pronuncia con la presentación de cuestiones prejudiciales de los magistrados españoles. En el partido conservador, que ultiman su respuesta jurídica global en el Tribunal Constitucional, ya han confirmado que también pedirán un pronunciamiento expreso de la Unión Europea porque la norma, dicen, “es un ataque frontal al Estado de derecho”. Entienden que la Comisión debe actuar activando los mecanismos previstos como ocurrió en otros países como Polonia.

Tanto en Génova como en la dirección nacional del grupo parlamentario, además, consideran como un escenario más que probable que no haya Presupuestos Generales del Estado. Sánchez renunció a presentarlos cuando se adelantaron las elecciones catalanas, consciente de que no podía negociarlos con ERC y Junts mientras competían en la campaña. La victoria del PSC aún no ha despejado la gobernabilidad en Cataluña, el elemento que en el PP sí ven como “determinante” para entender hacia dónde irá el futuro.

Sobre todo, por los pasos que ya han emprendido en Junts exigiendo la presidencia de la Generalitat para Puigdemont. El Ejecutivo, sin embargo, intenta trasladar el mensaje opuesto: que ahora sí, tras la amnistía, se volcará en tener unas cuentas públicas y desplegar su agenda social. Está por ver con qué apoyos.

El análisis del PP sigue siendo que Sánchez no podrá atar a todos sus socios al mismo tiempo, especialmente si son los socialistas los que gobiernan en Cataluña. Entienden que se abre una etapa, de nuevo, de incertidumbre política hasta que se aclare el escenario catalán.

Lo que siguen descartando por completo en el partido conservador es impulsar una moción de censura para la que, en realidad, no tienen números. Esa opción requeriría contar con otro grupo parlamentario además de Vox para descabalgar a Sánchez y dar un apoyo expreso a que el líder del PP fuera el nuevo presidente. Algo que ningún partido baraja y que, de tratarse de un partido independentista, sería la formación de Santiago Abascal la que se borraría de la ecuación. Los números del 23J para la derecha siguen siendo un túnel sin salida: faltan cuatro votos que no aparecerán.