Tribunales

Alvise, Vito Quiles o Javier Negre: Rubén Sánchez pide ayuda para su batalla judicial contra la ultraderecha

El secretario general de Facua tiene abiertos 12 procedimientos judiciales, por lo que ha inaugurado una caja de resistencia para sufragar los gastos derivados de estas causas

Rubén Sánchez, secretario general de Facua.

Rubén Sánchez, secretario general de Facua.

Carlos Doncel

Rubén Sánchez ha ido este miércoles a un juicio por una querella que le interpuso la hija de Francisco Serrano, exlíder de Vox en Andalucía. A mediados de julio acudirá a otro contra un hombre que le acusó de utilizar las subvenciones de Facua, organización de la que es secretario general, para comprar cocaína. Este es el día a día para este periodista y activista sevillano: "Así vivo todas las semanas: o recibo demandas por parte de personas de la ultraderecha, o emprendo acciones judiciales contra aquellos que difunden bulos sobre mí", cuenta Sánchez.

Y no es nada nuevo: "Llevo sufriendo esta situación desde hace más de una década. Empezó en 2013 con Luis Pineda y Manos Limpias, y en los últimos años se ha intensificado", confiesa Rubén Sánchez. "Aquella denuncia de Ausbanc fue un entrenamiento para lo que estaba por llegar. De hecho en la actualidad tengo abiertos 12 procedimientos judiciales diferentes, tanto por la vía civil como por la penal".

Ahora el secretario general de Facua ha lanzado un grito de auxilio: "No puedo seguir solo, necesito ayuda porque siento que estoy caminando en la cuerda floja. No puedo seguir poniendo en riesgo la economía de mi familia", declara en el vídeo que ha subido a redes sociales. "Aunque gano las querellas, por lo general no los condenan a pagar las costas de mis abogados y procuradores. Por eso he abierto una caja de resistencia destinada a sufragar los gastos que conllevan estas causas judiciales", explica Sánchez a El Correo de Andalucía, del mismo grupo editorial.

El objetivo del activista es que lo que se recaude a través del portal Goteo sea transparente. Todo lo que se ingrese en la cuenta, asegura, irá destinado a estos procesos, "y cada movimiento que haga", lo publicará en su página web. "Si condenan al contrario en costas, ese dinero volverá a la caja de resistencia. Y si llega el día en que se acaban las querellas y juicios, que lo dudo, donaré lo que haya a una ONG", precisa el periodista.

Alvise, Vito Quiles o Negre

Casi todos estos procesos tienen un hilo común: la extrema derecha. De hecho, en varios de ellos aparecen nombres muy conocidos de este mundo: "Tengo una causa por calumnias, como querellante, contra Vito Quiles; otra civil por derecho al honor contra Alvise Pérez y una contra Javier Negre por el derecho de rectificación", menciona Rubén Sánchez. "Pendiente de juicio en 2025 tengo también otro caso en el que Negre me demandó amparándose en el derecho de rectificación".  

Anteriormente le ganó batallas judiciales al periodista Eduardo Inda, condenado a rectificar una noticia falsa sobre Sánchez en 2020, o a Francisco Serrano, que presentó cuatro querellas en su contra, todas ellas archivadas o desestimadas. "El caso de Serrano ha sido paradigmático: su respuesta a que lo denunciara en la UDEF ha sido impulsar varias causas. Es una estrategia de desgaste, intenta amedrentarme y hundirme económicamente", señala el dirigente de Facua.

"Si pongo mi granito de arena desde el periodismo para desmontar noticias falsas que vienen de la ultraderecha, me ponen en el objetivo porque les resulto molesto", razona Rubén Sánchez. "Además, tampoco les gusta mi perfil de activista ciudadano de izquierdas que se significa políticamente, claro".

"Asumo que este es el precio a pagar"

Más de 10 años después de la demanda que le puso Manos Limpias, este activista progresista soporta el acoso y las difamaciones con mucha más asiduidad que entonces. "Tengo la suerte de que he ido adquiriendo fortaleza psicológica durante todo este tiempo. Es duro, pero asumo que este es el precio a pagar", admite.

"Aunque no niego que todo esto apena, te hace sufrir cuando ves que tu familia lo pasa mal", reconoce Rubén Sánchez. "Cuando Luis Pineda pagó para que en las marquesinas apareciera mi cara tachándome de delicuente, tenía que girar a mis hijas pequeñas para que no las vieran. Eso duele, duele mucho", confiesa. Aunque sus convicciones son más fuertes que las querellas y los insultos: "No he dejado ni dejaré nunca de defender los intereses de los consumidores y mis ideales antifascistas y de izquierdas".