Cataluña

Marta Rovira 'concierta' la investidura de Salvador Illa

Aprovechó el cara a cara con la dirección para allanar el pacto con el PSC

Marta Rovira en la Asamblea Nacional de Mujeres de ERC

Marta Rovira en la Asamblea Nacional de Mujeres de ERC / Siu Wu

Júlia Regué

Marta Rovira ya está en Catalunya dispuesta a “pisar el país”. La ‘jefa’ de las filas republicanas pateará las federaciones de ERC para atajar la crisis abierta tras los malos resultados de este último ciclo electoral y para disputar a Oriol Junqueras el control de la formación. Lo hará hasta el 30 de noviembre, porque ya ha descartado por activa y por pasiva tratar de ser reelegida en la cúpula o candidata a unas elecciones. Con el aparato de la formación a su favor, deberá someter a la militancia un acuerdo para ceder los votos a Carles Puigdemont si se postula pese a la falta de apoyos o a Salvador Illa si logra pactar un concierto económico.

El pacto con el PSC

La llegada de Rovira se lee en clave interna, sí, pero también de cara a la futura investidura. Y aprovechó el cara a cara con la dirección para allanar el pacto con el PSC. Y más que una advertencia a los socialistas, que también, usó el micrófono para dejar claro que el concierto económico es la llave la investidura y que es posible lograrlo. Lo convirtió en un “acto de soberanía” y en una palanca hacia el referéndum, pero el gesto fue bien recibido por los socialistas porque enmarcan la proclama de la consulta en una necesidad republicana de contentar al votante soberanista y no de reavivar el 'procés'.

Es un paso determinante que confirma no solo el rumbo de la negociación, sino la predisposición que aseguran que Rovira ha mostrado en privado, al igual que lo ha hecho Junqueras ante cuadros del PSC. El optimismo crece en la sede de Pallars porque si los dos dirigentes están por el pacto, las bases serán proclives. Si bien es cierto que reciben advertencias de que hay un margen de incertidumbre amplio, vinculado al papel que jugó Illa en 2017 y también a una desafección en las federaciones por la gestión de la crisis interna y de los carteles contra los Maragall. Por eso, la venta al público de la oferta de financiación será clave y los sindicatos ya se implican en ello, más allá del 'telefonazo', para cuando se anuncie la propuesta que se exhibirá como histórica, y cuyo acto indicará que está encarrilada. La maniobra pretende ser un mensaje a las bases republicanas y en un formato que atraiga a Junts.

El pacto con los Comuns no está lejos, pero el calendario aprieta y las dos carpetas más comprometidas, vivienda e infraestructuras, siguen abiertas. Los proyectos son tan dispares, especialmente en cuanto a macroproyectos, que el propósito es aislar los conflictos. Así que no será un acuerdo global, sino que quedarán fuera del pacto las discrepancias como las hay en cuanto al Hard Rock y a la ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat.

El control de ERC

Junqueras alteró un viaje familiar a Italia para acudir a recibir a Rovira y se fundieron en un abrazo. Un gesto que solo aparcó su disputa por unos segundos. Miraron a todas las cámaras, en un mensaje pretendidamente buscado para la militancia. Después él se marchó al aeropuerto y ella continuó su periplo de bienvenida. Rovira llamó a “hacer piña” y en eso se enmarca la oferta de varios dirigentes de ERC a Carme Forcadell para que presida el partido de forma simbólica. Pero Junqueras, al que no incluyó en el capítulo de agradecimientos, no está dispuesto a ceder. Su voluntad es regresar al frente del partido con más fuerza, reelegido por las bases con un amplio apoyo, y tejer una ejecutiva a su medida. Cree que parte con ventaja, porque los ‘roviristas’ no confirman quién le plantará cara en el congreso.

El as de Puigdemont

Los negociadores son conscientes de que no pueden perder de vista a Puigdemont, y están convencidos de que Junts ve en una repetición electoral una oportunidad para su líder. En ERC no descartan prestar su apoyo al expresident en su regreso y su posible intento de investidura, a sabiendas de que será fallida porque el PSC no le facilitará su abstención. Así que procuran cuidar todos los flancos.

Más dudas hay sobre si el expresident quiere poner fin a su etapa en el extranjero aun arriesgándose a una detención que podría llevarle a prisión provisional más tiempo del que preveía antes de ver cómo el Supremo rechazaba amnistiarle el delito de malversación. El Periódico, del mismo grupo editorial que este diario, desveló que ya se diseñan planes para que vuelva y cumpla con su palabra. Está por ver si lo hará para dar el pistoletazo de salida a una nueva campaña electoral o para despedirse de la primera línea política bajo la presidencia de Illa.