Negociaciones

Salvador Illa se compromete a "cumplir íntegramente" el acuerdo con ERC

El líder del PSC y candidato a la Generalitat se ha comprometido a "cumplir íntegramente" el pacto con ERC, con el concierto económico como punto más destacado

Salvador Illa.

Salvador Illa. / Ep

Sara González

"Satisfecho, feliz y esperanzado". Así ha asegurado estar Salvador Illa tras amarrar con ERC y con los Comuns los 68 apoyos necesarios para convertirse en president. Arropado y vitoreado por la dirección del PSC, que se prepara para regresar al Govern 14 años después de la caída del tripartit, se ha propuesto no perder el ritmo. Ni un minuto ha tardado en, tras finalizar la reunión de la ejecutiva, llamar al president del Parlament, Josep Rull, para comunicarle que está listo para ser investido y que ponga en marcha los mecanismos para fijar una fecha para el pleno. Y a sabiendas de que sus palabras iban a ser escrutadas hasta la última coma por quienes le van a dar el sí, ha tratado de no defraudarles: "Mi compromiso y el del PSC es cumplir íntegramente los acuerdos con ERC y los Comuns".

Tras una semana en que parte de la militancia republicana ponía en cuestión las garantías y señalaba el silencio de los socialistas -un mutis pactado con la dirección de Marta Rovira-, Illa ha tratado de firmar con estas palabras las arras. No sin ser consciente de que lo que se avecina también va a ser complejo, porque en el epicentro de la alianza está, ni más ni menos, que la concesión de la soberanía fiscal para Cataluña, la joya de la corona por la que las bases de ERC han acabado dando su aval a la investidura. "Puede haber inconvenientes, dificultades, cuestiones sobrevenidas, pero los acuerdos validados se cumplirán", ha insistido.

Hostilidades externas y domésticas

Para muestra de esos obstáculos que se avecinan, un botón: al mismo tiempo que Illa se pronunciaba públicamente, Carles Puigdemont ya ha advertido vía carta de la "confrontación" que va a suponer su retorno con riesgo de detención incluido, un riesgo que carga sobre las espaldas de ERC. Y también los CDR y la ANC han convocado una manifestación en la Estació de França, al lado del Parlament, el lunes a la primera hora, justo cuando Rull empezará la ronda de contactos con los grupos para agendar el pleno de investidura, que previsiblemente será el miércoles y en una sola jornada. El PSC quiere ir rápido, y eso vale tanto para la proclamación como para la formación del nuevo Govern. Si este sábado Illa se fotografía con la líder de los Comuns en el Parlament, Jéssica Albiach, el lunes se producirá lo propio, aunque sin él, con los equipos negociadores de los socialistas y los republicanos.

Pero las hostilidades no llegan solo del flanco independentista, sino que las suspicacias son también domésticas en el PSOE, además de la crítica furibunda de PP y Vox. Por ello, Illa ha lanzado también un mensaje especialmente dirigido a los barones socialistas que han manifestado sus recelos ante el concierto económico catalán. "Los acuerdos que hemos hecho no son contra nadie, sino a favor de los catalanes sin perjudicar a nadie y manteniendo criterios de solidaridad", ha asegurado, además de precisar que en ningún momento ninguna de las partes ha pedido prescindir de esa aportación. "Cataluña tiene derecho a una financiación singular", ha subrayado.

El "realismo" frente a las "fantasías"

Las tres partes dispuestas a convertir a Illa en presidente asumen que las dificultades nacerán también de la relación entre ellas. Si ayer era Rovira quien advertía de la distancia que existe con los socialistas, hoy ha sido el líder del PSC quien ha admitido que hay "discrepancias" y "objetivos" distintos en juego; pero que a pesar de ello ha prevalecido la voluntad de sellar un proyecto "progresista y de izquierdas". Para ello ha reconocido también las "cesiones", la principal en materia de financiación, pero también con la creación de la conselleria para promover el catalán o con el frenazo al Hard Rock o a la B-40. Su compromiso, ha apostillado, es el de "trabajar juntos" con ERC y Comuns; una manera de trasladar también que su intención no es buscar subterfugios y mayorías alternativas, como la que sumaría con Junts o bien con el PP y Vox.

En el tramo final de su discurso y en un mensaje que tenía a Puigdemont como destinatario sin necesidad de pronunciar su nombre, Illa ha proclamado que "ha ganado la buena política", el trabajo colectivo frente al "individualismo" y el "realismo" frente a las "fantasías". Un dardo directo al corazón de Junts, a quien le toca digerir, con más o menos ruido, que continuará en la oposición en Cataluña. "Es hora de trabajar, es hora de gobernar", ha concluido.