La lluvia de bulos

El Ejército tiene identificado un “ecosistema de desinformación” ruso en España con 179 altavoces

Una investigación militar describe cuatro pilares de las "medidas activas" de Rusia en este país

Una mujer mira monitores en una tienda de televisiones en San Petersburgo durante un discurso de Vladimir Putin

Una mujer mira monitores en una tienda de televisiones en San Petersburgo durante un discurso de Vladimir Putin / Dmitry Lovetski AP

Juan José Fernández

Juan José Fernández

Expertos del Ejército de Tierra han investigado lo que denominan “ecosistema de desinformación de Rusia en España” y su funcionamiento “táctico” en este escenario de guerra y tensión internacional. Sus conclusiones integran un estudio sobre activos de propaganda y pautas de comportamiento que obra en poder de mandos de la cúpula de Defensa, confirman a EL PERIÓDICO fuentes militares.

El contenido alude a parte de lo que Pedro Sánchez denominó “injerencia extranjera” este miércoles, cuando defendió en el Congreso su programa para la regeneración democrática y contra los bulos. La investigación militar tomó como periodo de observación los meses de arranque de la guerra de Ucrania, entre febrero y agosto de 2022, y localizó 279 focos emisores de argumentarios, declaraciones y bulos.

Ese contenido se alinea en 18 narrativas rusas, que se distribuyen a través de cuatro “pilares” de ese ecosistema, con la emisión de rachas de hasta 8.000 mensajes por distintos medios en los seis meses escrutados.

Pilares

Los expertos del Ejército iniciaron el estudio cuando detectaron que pasaban a una fase táctica en España las conocidas “medidas activas” del Kremlin, campañas estratégicas habituales de influencia exterior desplegadas por Rusia en todo Occidente.

Con esta pesquisa, por primera vez se acuñó en un documento militar español el concepto “ecosistema de desinformación”, si bien los investigadores del fenómeno ya citan precedentes de acción de ese conglomerado en la Catalunya del procés.

En su trabajo, los militares definen el ecosistema de desinformación como una “colección de canales y plataformas de comunicación oficiales, proxy y no atribuidos que Rusia utiliza para influir y, creando y amplificando narrativas falsas, desinformar a la opinión pública española y a la diáspora rusa asentada en España”.

Una parte de los mensajes emitidos por ese aparato son para consumo de los alrededor de 100.000 rusos censados y no censados en España.

Gráfico de cadencia de mensajes en X de agentes de influencia rusa en España, estudiado por expertos del Ejército

Gráfico de cadencia de mensajes en X de agentes de influencia rusa en España, estudiado por expertos del Ejército / El Periódico

Los observadores del Ejército dividen el ecosistema en cuatro “pilares”: 1) Organismos oficiales rusos, con 27 casos; 2) Plataformas con origen en Rusia o financiadas por el Kremlin, con 45; 3) Fuentes proxy, con 49 plataformas desde cámaras de comercio a fundaciones o centros de formación; y 4) Agentes de influencia, de los que consideran 58 casos.

Esta última categoría incluye a opinadores e intelectuales que no necesariamente han de ser conscientes de que transmiten narrativas rusas. En la tercera, los investigadores incluyen a “plataformas creadas por ciudadanos españoles o por ciudadanos rusos residentes en territorio nacional”. En la primera entran embajadas, consulados y otras representaciones estatales.

Cada pilar, concluye la investigación, “actúa de manera independiente, adaptando las narrativas difundidas por el Kremlin para crear unos mensajes acordes a la audiencia objetivo”.

Guerra viral

Corriendo a través de esos cuatro pilares fue puesto en circulación en España -con posterior exportación a canales de Iberoamérica- un relato iniciado por el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, el 1 de marzo de 2022 sobre planes de Kiev para hacerse con armas nucleares… que aún está por hacerse realidad.

El 6 de marzo, el mensaje había mutado: hablaba de armas de destrucción masiva, pero concretando en supuestos laboratorios ucranianos de armas biológicas… que no se han visto en toda la guerra. Lo contaba entonces la embajada rusa en España en su cuenta de X citando al portavoz del ministerio ruso de Defensa, Igor Konashénkov.

El 8 de marzo, el relato -con una cadencia analizada numéricamente por los militares españoles- pasaba al segundo pilar. Por redes sociales, la agencia Sputnik difundía acusaciones de una portavoz rusa señalando a Estados Unidos como responsable de esos laboratorios.

Al día siguiente, la historia estaba ya en el cuarto pilar: los que la investigación del Ejército considera “agentes de influencia” repicaban en redes sociales y páginas web. El 10 de marzo, la falsa noticia se publicaba en el magazine El Espía Digital, antecedente de la actual Geoestregia.es. Ese sitio de internet enlaza publicaciones de canales antioccidentales, la agencia china Xinhua, Sputnik, la televisión rusa RT, la iraní HispanTV… y también blogs de militares españoles con planteamientos contrarios a la OTAN, como el coronel Pedro Baños o el ex jefe de la Fuerza Terrestre del Ejército, general Pedro Pitarch.

Mensajes falsos de origen ruso en X, Youtube e Instagram sobre armas biológicas en Ucrania

Mensajes falsos de origen ruso en X, Youtube e Instagram sobre armas biológicas en Ucrania / El Periódico

En otros casos estudiados, cuatro corresponsales de la televisión rusa RT -vetada en la UE-, entre ellos Ina Afinogenova y Elena Villar, habían encadenado entre el 21 de febrero y el 31 de agosto de 2022 un total de 5.480 tuits con narrativas del Kremlin sobre la guerra de Ucrania.

El relato

La prospectiva sobre desinformación rusa realizada por expertos del Ejército identificó en ese primer año de guerra 18 narrativas o argumentarios, “mensajería dictada por el Kremlin” y presente en España. Entre ellas mensajes animando a los ucranianos a desertar, culpando de la guerra a la hostilidad de Occidente con Rusia, llamando a la negociación, difundiendo que Moscú tiene muchos amigos en el mundo, llamando al reconocimiento de las “repúblicas del Donbás” o las “repúblicas de Novorrosiya”.

Solo los organismos del primer pilar -ámbito diplomático- difundieron online 7.434 publicaciones siguiendo esas narrativas en seis meses.

Difundiendo una de esas construcciones, sobre rusofobia y delitos de odio contra rusos en España -ninguno probado ante la policía o los tribunales-, los autores del estudio se fijaron en la especial proactividad en la denuncia pública mostrada por cónsul de Rusia en Galicia, Pedro Mouriño.

Voces amigas

Pero el informe militar no solo tiene en cuenta la intoxicación en redes sociales y plataformas como YouTube; también se fija en actos públicos, reuniones, conferencias y otros eventos incluidos en la herramienta que llaman “voces amigas”: encuentros en los que se busca convencer o reclutar a personas influyentes en distintas comunidades.

Por ejemplo, los organizados por dirigentes de la iglesia ortodoxa o autoridades civiles rusas en diversas ciudades. “En ellos se han difundido consignas sobre el comportamiento que deben adoptar los ciudadanos rusos y los mensajes, relativos a la guerra con Ucrania, que deben trasladar si son preguntados en territorio nacional".

En algunos de estos eventos, los autores de la investigación han detectado la presencia de “personal relacionado con las Fuerzas Armadas” españolas.

Entre los actos escrutados, la conmemoración del 80 aniversario de la batalla de Stalingrado en la Casa de Cantabria de Madrid. Faltaban 48 horas para el inicio de la invasión de Ucrania. Acudió el párroco director de la iglesia del Patriarcado de Moscú en Madrid, y también el embajador de Rusia en ese momento, Yuri Korchaguin. Tras ese acto, el embajador clausuró su agenda de apariciones y empezó la guerra.

Enjambre

El estudio cuenta 191 “agentes de influencia”, figuras -muchas de relevancia pública- a través de las cuales multiplicar la desinformación siendo ellas conscientes, o no, de lo que repican. Entre ellos, confirma vinculación con Rusia en 58 casos. De esos, 51 emitieron, solo en X, 29.961 mensajes tergiversadores en el periodo considerado, que a su vez “se multiplican exponencialmente” en redes sociales.

Para el Ejército, la elaboración de argumentos, falsedades o tergiversaciones y su cadencia no son nuevas. El procedimiento “se viene utilizando en España por lo menos desde 2017”, recuerdan la investigación.

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