Gibraltar

Albares se reúne otra vez con los alcaldes del Campo de Gibraltar ante la "incertidumbre" de un "acuerdo en falso"

El ministro de Exteriores viaja a Algeciras el martes en un momento en el que el adelanto electoral en Reino Unido genera "desasosiego" en la zona

Gibraltar rechaza de plano que la frontera del aeropuerto y el puerto de la colonia sean gestionados por policías de España que, como país comunitario, debe custodiar el acceso a la UE

Aeropuerto de Gibraltar.

Aeropuerto de Gibraltar. / EFE

Patricia Godino

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, tiene una cita marcada en rojo en su agenda para la próxima semana: el martes se reúne en Algeciras con los alcaldes de la comarca del Campo de Gibraltar en un encuentro en el que también participará la Junta de Andalucía, representada por el consejero de la Presidencia.

La reunión, según ha podido confirmar este periódico, será a las 18.00 en la Oficina de coordinación de la administración general del Estado en el Campo de Gibraltar en Algeciras. A las 20.00, Albares será el protagonista de un mitin en San Roque, en el sprint final para el 9J. Con ese cronograma se presume que la reunión en Algeciras será expeditiva.

De cara a la reunión, la sensación que cunde entre algunos alcaldes consultados por este periódico es que no va a haber acuerdo. Desde luego, no en el inmediato y tampoco lo parece a medio plazo. "Otra vez estamos en lo mismo y llevamos así desde 2016", dicen.

La sensación que cunde entre los alcaldes es que no va a haber acuerdo, no desde luego en el inmediato: "Otra vez estamos en lo mismo y llevamos así desde 2016", dicen.

El control de pasajeros en el aeropuerto y el puerto, el gran escollo

El bloqueo para el avance de la negociación vendría por un asunto mollar: el Gobierno de la Roca se niega en redondo a que la policía española gestione el acceso por la frontera del aeropuerto y del puerto gibraltareños. Gibraltar entiende esto como una cesión de su soberanía.

Este punto, sin embargo, ha estado encima de la mesa por el Gobierno británico. El pasado 20 de mayo David Cameron, ministro de Exteriores, trasladó en la Cámara de los Comunes que el acuerdo buscaba suprimir la frontera terrestre pero que los controles tendrían que realizarse entonces una vez los pasajeros llegaran al puerto y el aeropuerto de Gibraltar. Es decir, pasar un primer control de las autoridades gibraltareñas y luego un segundo control de Frontex para todos los pasajeros que lleguen al puerto o el aeropuerto y que van a entrar desde ahí a suelo comunitario.

El control de esta frontera sería la que está reclamando España.

En su intervención, Cameron comparó estos controles con los que realiza Francia en el tren Eurostar que llega a Londres. La diferencia, ironizó el diputado conservador Paul Bristow, es que "mientras los españoles reclaman soberanía sobre Gibraltar, los franceses no reclaman todavía la soberanía sobre St. Pancras".

En estos momentos, el bloqueo en el diálogo por la frontera es de tal calibre que, según valora uno de los alcaldes con los que ha hablado El Correo de Andalucía, se invalida el resto de los asuntos: "Si Gibraltar no cede, ¿para qué hablar del resto de puntos?"

Picardo: "No habrá botas españolas"

La última vez que Albares y Picardo se vieron de manera oficial fue el 12 de abril en Bruselas. Entonces, las autoridades del Peñón acompañaron al ministro de Exteriores británico a su encuentro con el ministro de España y con el vicepresidente de la Comisión Europea, Maroš Šefčovič, testigo del reiinicio de las negociaciones para dar carpetazo al asunto Brexit en Gibraltar, que colea desde aquel referendum del 23 de junio de 2016. 

Unas declaraciones recientes de Picardo a la televisión pública de Gibraltar invitan a pensar que de nuevo el acuerdo ha entrado en la rueda del hámster. 

No habrá botas españolas” en suelo británico, declaró a la GBC parafraseando a Dominic Raab, en su día ministro para la salida de la UE del Reino Unido. “Lo que está haciendo España es exponer su posición a nivel público, las mismas que siempre ha mantenido, pero no las conclusiones de las negociaciones”, declaró a este medio

El adelanto electoral añade incertidumbre

Tras días de reproches de la Junta y el PP por mantener a las autoridades del territorio al margen de las negociaciones, el pasado 13 de mayo, Albares citó en Madrid a los alcaldes del Campo de Gibraltar, así como a representantes sociales y económicos de la comarca, para trasladarles el curso de las negociaciones.

Entonces, el jefe de la diplomacia española puso el acento en el avance de dos puntos: la eliminación de la frontera, la Verja para los locales, y el uso compartido del aeropuerto, para que vuelos procedentes de aeropuertos españoles aterrizaran en la pista que gestiona el gobierno de la colonia. Se interpretó las declaraciones públicas de Albares como de avance en la negociación.

Sin embargo, el Gobierno de Andalucía mantiene un mantra desde entonces: bienvenido el acuerdo pero es necesario acompasar fiscalmente ambos territorios de modo que la comarca vea en este acuerdo una oportunidad de futuro, no la puntilla a sus profundísimas diferencias económicas. El dato de la renta media a cada lado de la Verja resume esta aspiración: 11 mil en La Línea frente a los 90 mil del Peñón.

Hace 20 días, las sensaciones de los interlocutores eran medianamente optimistas o, al menos, satisfactorias por el grado de profundidad al que había llegado el equipo de Exteriores con el de Reino Unido para sacar del bloqueo un acuerdo que se eterniza en el tiempo y que afecta de manera, de una forma más o menos intensa, a los 300.000 campogibraltareños residentes en la zona y muy especialmente a los más de 15.400 trabajadores transfronterizos en el Peñón.

Desde entonces, las cosas han variado. El PP, en plena campaña por el 9J, ha dicho que venga lo que venga en el acuerdo estarán en contra. "Si el Gobierno no tiene la deferencia de informarnos de lo que está negociando a nosotros y a los españoles, el Grupo Popular Europeo votará en contra", declaró el pasado 20 de mayo el eurodiputado González Pons.

Es el Parlamento Europeo el que debe ratificar con su voto el acuerdo que se alcance.

Además, todas las fuentes consultadas reconocen que el anuncio del adelanto electoral para el 4 de julio del primer ministro británico, Rishi Sunak, ha generado entre las instituciones de la zona incertidumbre y dudas. "Este anuncio era hasta cierto punto esperado, a la vista del resultado de las elecciones municipales en Reino Unido, pero introduce un elemento que nos causa cierto desasosiego", declaró a las pocas horas Juan Franco, alcalde de La Línea de la Concepción.

En conversación con este medio, Franco confirma su presencia en la reunión del ministro pero apunta molesto que este encuentro debería haber sido en La Línea, "principal municipio interpelado por lo que se decida".

Como es habitual, en el Ministerio de Exteriores impera la discreción sobre la agenda completa al Campo de Gibraltar. Un encuentro privado o charla con Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar, es sumamente improbable en este escenario.

A nivel de partido, Albares tiene previsto participar en un mitin en la zona junto a Juan Carlos Ruiz-Boix, alcalde de San Roque, presidente en el Congreso de los Diputados de la Comisión de Exteriores y habitualmente defensor del buen camino que lleva todo esto. Aunque hoy su equipo no esconde que "las elecciones en Reino Unido meten más incertidumbre".

¿Puede un gobierno en funciones y en horas bajas como el de Sunak firmar un acuerdo de este calado?, ¿será más fácil el entendimiento de España con un nuevo Ejecutivo, que, según las encuestas, pondrá fin a 14 años de ciclo conservador en Reino Unido?, ¿la nueva Comisión Europea que surja de las elecciones del 9J delegará en España de la misma forma estas negociaciones que, a la postre, tratan del control de una frontera de la UE?

En la última sesión de control en el Parlamento, el consejero de Presidencia, Antonio Sanz, recomendó, en una intervención al PSOE, al Gobierno "no correr" ni "precipitarse" para evitar "un acuerdo en falso" sobre Gibraltar.

En privado, hay alcaldes que aventuran que no habrá acuerdo o que, de alcanzarlo, será un fiasco. La diplomacia tendrá su interpretación. Y el Campo de Gibraltar, la suya propia.

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