Historia SPORT

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¿Cómo ha cambiado el juego de Messi desde su primera final del Mundial?

La capacidad de adaptación al contexto que le rodea en todas las dimensiones y con todos los matices es, sin ninguna duda, una de las virtudes más destacadas del astro argentino

Hay varias diferencias entre el líder 'albiceleste' en Brasil 2014 y el crack que, ocho años después, ha conducido al combinado sudamericano hasta la final de Qatar 2022

Países Bajos - Argentina | El partido de Leo Messi

El partido de Leo Messi ante Países Bajos: así lideró a la Argentina hacia las semifinales del Mundial / SPORT.TV

Jordi Carné

Jordi Carné

Las estadísticas no son categóricas y merecen ser contextualizadas para ofrecer un relato certero y afinado sobre la realidad, especialmente en el mundo del fútbol. El rendimiento de los jugadores no puede explicarse solo con cifras. Hay muchos intangibles que pueden embrollar los análisis basados única y exclusivamente en los números. Uno de los ejemplos más claros lo encontramos a la hora de valorar los kilómetros que recorren los futbolistas durante los partidos: es más importante correr bien que hacerlo mucho.

Entre las incontables virtudes de Leo Messi, hay una que destaca cuando los valientes que intentan (intentamos) descifrar y narrar su juego buscan (buscamos) justificaciones al hecho de que el astro rosarino lleve casi dos décadas convirtiendo, día tras día, lo excepcional en habitual: su capacidad de adaptación al contexto que le rodea en todas las dimensiones y con todos los matices. Empezando por él y su físico, continuando con las peculiaridades individuales de cada encuentro y cada competición y finalizando con la evolución natural de un deporte efímero por naturaleza que devora el paso del tiempo.

La 'mutación' de Leo

Sin reinvención, cualquier estrella se apaga. Sin reinvención, un Messi con 35 años no hubiera sido capaz de conducir a Argentina a la final del Mundial de Qatar 2022 ocho temporadas después de haber hecho lo propio –sin final feliz– en la edición de Brasil 2014. ¿En qué ha cambiado el capitán de la ‘albiceleste’? Aunque hay datos extremadamente parecidos en las dos versiones del ‘10’, algo realmente impactante y al alcance solo de los futbolistas legendarios, también observamos varias diferencias destacables en la comparación.

El Leo que se quedó a un solo paso de la gloria en Maracaná llegó a la final con cuatro tantos; el del presente afrontará el duelo contra Francia o Marruecos con cinco. La voracidad y el instinto no entienden de edades. Tampoco el protagonismo: su media de intervenciones por partido fue de 70,3 toques en 2014 y está siendo de 72,0 en Qatar. La influencia ofensiva de Messi, no obstante, sí que ha crecido ostensiblemente. En la Copa del Mundo de 2014, Messi realizó una asistencia y promedió 3,3 disparos, 3,3 pases clave y 33,1 pases (un 85% en campo rival) por compromiso. Sus registros en la presente edición son de tres asistencias en total y de 4,5 disparos, 3,0 pases clave y 41,5 pases (un 78% en campo rival) por choque.

Mapa de calor de Leo Messi en el Mundial de Brasil

Mapa de calor de Leo Messi en el Mundial de Brasil 2014 / SPORT/Sofascore

Mapa de calor de Leo Messi en el Mundial de Qatar

Mapa de calor de Leo Messi en el Mundial de Qatar 2022 / SPORT/Sofascore

La disminución del porcentaje de los envíos más allá del centro del campo dibuja un Messi en modo ‘quarterback’ que retrasa ligeramente su posición para entrar más en juego y colaborar en la construcción de jugadas desde una fase más prematura. Sus mapas de calor en Brasil y Qatar lo corroboran.

Llegados a este punto surge una nueva pregunta: ¿Marca más diferencias el Messi de ahora que el de hace ocho años? La respuesta que ofrecen los números es que lo hace de una forma diferente. Y es que, en 2014, el crack argentino era mucho más regateador. El de Rosario acabó el Mundial de Brasil con 6,6 quiebros por partido (63% de acierto) y, en los seis encuentros que ha disputado en territorio qatarí, su media ha sido de 2,5 (60% de acierto). Su número de pérdidas –y, por ende, los riesgos asumidos– también ha menguado: de 20,9 por envite a 16,8.