Messi libera todas sus angustias

Vero Brunati

Vero Brunati

Lionel Messi como líder. Lionel Messi como referencia, como contagio, pero también como uno más en el esfuerzo y el trabajo. Lionel Messi fue, es y sigue siendo el nombre sobre el que gira la selección argentina, un equipo y un grupo que fue explosión y suspiro de alivio tras la agónica victoria ante Nigeria y la clasificación para octavos de final.

Todos festejaron, todos saltaron, todos se quedaron afónicos cantando en el micro y el avión que llevó al equipo de regreso desde San Petersburgo a Bronnitsy, pero vale la pena detenerse en la noche del '10' que estaba en la cancha.

El partido frente a los africanos necesitaba a Messi más que a nadie y el capitán necesitaba este partido para reivindicarse y demostrar que sus sentimientos y su calidad pueden ponerse por encima de los obstáculos, las confabulaciones y las dudas. 

El significado del choque en el estadio del Zenit pudo entreverse en cada gesto, antes, durante y después. Era un Messi diferente el que mostraban las cámaras de televisión en la intimidad del túnel previo a la salida de los equipos. Más activo, más sonriente que aquel cuyo gesto sombrío preanunciaba lo que serían los 90 minutos frente a los croatas.

Primer gol en Rusia 2018

Fue distinto el festejo del gol, el primero suyo en Rusia 2018. Clavó las rodillas en el suelo y apuntó al cielo, esa dedicatoria que siempre se guarda para el final de la celebración y esta vez la inauguró, quizá porque tenía más motivos para agradecer.

Después llegaría la arenga previa al segundo tiempo, indicando el camino a seguir con todos sus compañeros escuchando en círculo, asumiendo ese rol tan reclamado de voz cantante, que no necesariamente debe ser demagógica.

Y finalmente, el estallido. Que además de la sonrisa imborrable incluyó lágrimas junto a su socio Javier Mascherano y un largo agradecimiento a "la locura" de los argentinos a través de Instagram, la red social que había dejado de utilizar desde antes del debut en el Mundial.

"Es el ejemplo para todos. Entrena a la par, no perdió ninguna práctica desde que nos juntamos en Ezeiza, siempre se lo ve con ganas", afirman desde el interior del cuerpo técnico.

A toda esa predisposición le faltaba la alegría. La que llegó con el derechazo cruzado que abrió el marcador en San Petersburgo. Le faltaba también un festejo enloquecido que lo desatara. Ya sucedió. A partir de ahora quizá se vea definitivamente otro Lionel Messi. Por fin liberado de angustias, por fin feliz. A partir del sábado se verá hasta dónde puede llevarlo.