La leyenda de la Isla de Man cumple 100 años

Hace cien años Inglaterra prohibió las carreras de motos y la competición 'emigró' a un insólito circuito

Hace mucho tiempo que la mítica Tourist Trophy de la Isla de Man se cayó del calendario del Mundial de motociclismo (puntuó entre 1949 y 1976), pero la carrera, tan atípica como peligrosa, ha continuado disputándose y reuniendo cada año a miles de aficionados, hasta convertirse en la segunda mayor concentración de moteros del mundo, tras Daytona (EE.UU). Esta semana se cumplen 100 años de la primera edición del TT y para celebrarlo, sus organizadores han preparado un extraordinario programa de actos en el que participarán algunos de los pilotos que en su día ayudaron a forjar la leyenda de la prueba. El lunes 4 de junio está prevista la TT Centenary Parade, que rendirá un particular homenaje a grandes ídolos de las dos ruedas como Giacomo Agostini, Carl Fogarty, Phile Read, John Surtees, Phillip McCallen, Geof Duke o Mike Hailwood, entre otros. Antes, el sábado día 2, las carreras de Superbikes abrirán una abultada agenda deportiva que concluirá el 8 de junio con el tradicional Sénior TT, la prueba reina, y el desfile de campeones. Uno de los momentos más emotivos será sin duda la vuelta de honor a la isla que encabezará Jim Redman a lomos de su Honda 250 cc. de 1964.

Rebobinemos hasta el 28 de mayo de 1907. Cuentan las crónicas que aquel primer TT convocó a 25 pilotos que rodaron a una media de 60 km/h. Las carreras de motos estaban prohíbidas en Inglaterra, pero la pequeña isla de Man, entre Irlanda y Gran Bretaña, tenía estatus de país. Su legislación estaba al margen de esa norma y tampodo contemplaba límites de velocidad, por lo que fue elegida como escenario de la carrera. El circuito discurría por la única carretera de la isla, atravesando el pueblo y subiendo y bajando la única montaña que figura en el mapa. Un complicadísimo trazado de 60 km que no incluía ninguna de las modernas medidas de seguridad. La historia del TT está plagada de terribles accidentes, como el que en 1970 le costó la vida al campeonísimo español Santi Herrero.