Hamilton conquista México en el enésimo desastre de Ferrari
Arnau Montserrat
El tequila correrá sin parar en Mercedes. No es para menos. Ferrari volvió a regalar una carrera y con Hamilton al otro lado del garaje de Maranello no se puede permitir. No es campeón del mundo pero en Estados Unidos le preparan ya el trono para que lo conquiste allí el fin de semana que viene. Le quedan 4 puntos.
El arranque de carrera fue la antítesis de lo que posteriormente se vio durante el Gran Premio. Una salida loca, con toques, luchas, adelantamientos constantes. El resto fue pura estrategia, trabajo en el box y bailes en los pit stops. Esto también es Fórmula 1.
Leclerc aguantó la primera plaza tras la salida pese a un ligero toque con Vettel en la curva 5. El alemán no calculó bien las medidas de distancia con su compañero y le dio un toque en la parte trasera del monoplaza. Lo que no fue un toque sino un incidente en toda regla fue el que protagonizaron Hamilton y Verstappen.
El holandés tuvo esos días negros, oscuros, con decisiones precipitadas, demasiado arriesgadas y que encima le salieron todas mal. Se lanzó a por Lewis, se tocaron y para rematarlo al inglés se le cruzó el coche y acabaron los dos en la hierba. No perdió tanto tiempo en esa acción como sí lo hizo con Bottas.
Si arriesgó en la acción con Hamilton, la que intentó con el finladnés fue suicida. Desde su casa, le tiró el coche, lo pasó, pero su rueda derecha trasera impactó con el morro del Mercedes. ¿Resultado? Pinchazo y a la cola de la parrilla. Castigo merecido. A todo esto, Sainz se colocó cuarto en otra salida para enmarcar.
A partir de ahí, Ferrari coció a fuego lento su propio desastre. Otro más para la galería. Primero paró a Leclerc pensando que el resto le seguiría. Fue el único que fue a dos paradas y la cosa no funcionó. Después, decidieron mantener a Vettel más tiempo en pista tras la parada de Hamilton pensando que la goma del inglés no aguantaría. Vaya si aguantó.
Pudo ser peor si en el volante del otro Mercedes estuviera en otras manos. Enésima decepción con Bottas que tuvo el doblete en la batalla con Vettel pero apenas le mostró el coche.
Lewis cerró la victoria pese a sus ya tradicionales mensajes de radio dramáticos en los que parece que sus ruedas vayan a explotar de un momento a otro. Es el rey de esto y de la F1 actual. En Austin espera dar el disparo definitivo. Como buen vaquero.
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