Carlos Sainz: "Lo único que me ilusiona de cara al Dakar es ganar"

Carlos Sainz y Lucas Cruz, en el acto

Carlos Sainz y Lucas Cruz, en el acto / EFE

Josep Viaplana

Josep Viaplana

Carlos Sainz es de los que con la cara paga. El madrileño, con 54 años, que ya ganó el Dakar en 2010, medita en lo más íntimo si seguir o no después de la prueba. Ahora, sin embargo, no quiere ni oir hablar de ello. Concentrado al máximo en la preparación, no esconde que su objetivo es la victoria. “Cuando has ganado una vez ya no te vale ser segundo”, ha dicho.

Carlos Sainz, que disputará su décimo Dakar con el Peugeot 3008 DKR, parte entre los favoritos con el coche del año pasado. La potente escuadra francesa, que fue la gran dominadora de la última edición, está compuesta además del madrileño por Peterhansel, Loeb y Despres. “Llego con el ánimo a tope, pero como soy tremendamente impaciente los días se pasan despacio. Ya me gustaría estar montado en el coche y empezar. Los días previos son un rollo”, ha apuntado.

Carlos Sainz lo tiene claro, como siempre. “Llegar segundo, tercero o cuarto me da igual, sinceramente. Cuando has ganado, lo único que te hace ilusión es ganar otra vez. Nuestro reto es intentar ganar”, explicaba en el transcurso del acto, aunque advertía que “el problema es que a Toyota le han dado dos milímetros más en la brida del motor y a nosotros, por el contrario, nos han limitado. Si ya iban rápido como pudimos comprobar en la Baja o en Marruecos, con setenta u ochenta caballos de más la tarea se va a complicar. Se han reforzado con Al-Attiyah y Nani. Los Mini también serán competitivos con Hirvonen y Terranova”.

El madrileño tiene claro que los Peugeot llegan con los deberes hechos. “Peugeot ha hecho todo lo posible. El coche ha evolucionado, con nueva geometría, suspensiones mejoradas, se ha trabajado en el motor para adaptarlo a la nueva brida, y además se ha trabajado mucho en la fiabilidad. El año pasado estuvimos parados 14 minutos en la segunda etapa, y de no haber sido por eso habríamos sido líderes desde entonces hasta el abandono”, comentaba.

El Dakar hace que se inviertan los papeles con su hijo, que es uno de los protagonistas de la temporada de grandes premios a los mandos del Toro Rosso de F1. Preguntado al respecto, Carlos, padre, señalaba que “durante todo el año yo voy a las carreras, le aconsejo, le pregunto (...) Y cuando llega el Dakar todo cambia. Inconscientemente toma el papel que tengo yo durante el año y me pregunta qué ha pasado, por dónde he pasado, cómo será la etapa... Él se divierte, lo sigue y estoy convencido que disfruta viéndome disfrutar”.

Para Sainz la clave de la carrera va a ser la adaptación a la altura y acertar en la navegación.