Los orangutanes, animales casi humanos que hemos llevado al borde de la extinción

España puede ser el primer país del mundo que apruebe una Ley de Grandes Simios para reconocer sus derechos

Un orangután con su cría a cuestas en una selva de Indonesia

Un orangután con su cría a cuestas en una selva de Indonesia / Agencias

Marta Montojo/EfeVerde

Los orangutanesson de los animales más parecidos a las personas. De hecho, pertenecen a la misma familia. Así, para referirse a los grandes simios -orangutanes, chimpancés, bonobos, gorilas-, Pedro Pozas prefiere la fórmula “homínidos no humanos”.

Este naturalista de 66 años se topó por primera vez con un gran simio cuando era un adolescente. En una visita al zoológico de Madrid, cuando tenía 14 años, se despistó un momento y perdió al grupo. Subió por unas escaleras, buscando al resto, y se encontró frente a una jaula de cristal. Al otro lado había un orangután, un animal que Pozas entonces desconocía. “Me acerqué a él y me empezó a mirar. Cogió del suelo un papel blanco para quitarse algo de los ojos”. Le pareció una persona humana. “Tenía una expresión de tristeza terrible, se me quedó metido en el corazón”, cuenta ahora a EFEverde.com, desde el otro lado del teléfono.

Los orangutanes reúnen los quince atributos establecidos para definir la personalidad humana

Desde la organización que dirige y que ayudó a fundar en España en 1999, Proyecto Gran Simio (PGS), Pozas lleva años presionando al Gobierno para que apruebe la Ley de Grandes Simios, cuyo anteproyecto acaba de comenzar su tramitación. España sería pionero a nivel mundial en tener una ley de grandes simios, celebra Pozas. El documento de consulta pública previa emitido por el Ministerio de Derechos Sociales reconoce a estos primates como mucho más que “seres sintientes”, y recuerda que reúnen los quince atributos que en su día el bioético Joseph Fletcher estableció para definir la personalidad humana.

Atributos compartidos

El Proyecto Gran Simio también señala que estos animales comparten con los humanos esos atributos, aunque en diferente grado: inteligencia mínima, autoconciencia, autocontrol, sentido del tiempo, sentido del futuro, sentido del pasado, capacidad para relacionarse con otros, preocupación y cuidado por los otros, comunicación, control de la existencia, curiosidad, cambio y capacidad para el cambio, equilibrio de razón y sentimientos, idiosincrasia y actividad del neocórtex.

Los orangutanes son de los animales más parecidos a los humanos

Los orangutanes son de los animales más parecidos a los humanos / Shutterstock

Estudios recientes han demostrado además que los grandes simios son capaces de interpretar situaciones de manera no literal, e identificar las intenciones de otros individuos incluso cuando éstos actúan bajo una creencia errónea, una habilidad que hasta hace poco se creía exclusiva de la cognición humana.

También se sabe que los orangutanes, en concreto, adaptan su vocabulario al entorno social. Igual que sucede con las personas, la interacción social moldea y transforma el "vocabulario" de estos simios, que no poseen un lenguaje fijo, sino que utilizan distintos registros vocales y los adaptan al grupo con el que viven y se relacionan.

En peligro de extinción: minería y aceite de palma

Se han identificado tres especies de orangután en el mundo; todas ellas en Indonesia. Está el orangután de Borneo, el de Sumatra, y el de Tapanuli. Las tres están incluidas en la categoría de “en peligro crítico” de extinción de la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Especialmente vulnerable a la extinción es el orangután de Tapanuli, una especie descrita en 2017 cuya población -que no llega a los 800 ejemplares- está en declive y confinada en el ecosistema de Batang Toru, una zona montañosa de selva tropical en el norte de Sumatra.

La mayor amenaza para estos primates es el cultivo de productos no madereros como la palma aceitera, de la que se extrae el aceite con el que se producen alimentos ultraprocesados (buena parte de la bollería industrial), además de detergentes, cosméticos y combustible.

El cultivo de palma de aceite es la primera causa de deforestación en Indonesia, y el principal factor de riesgo para los orangutanes

El cultivo de palma de aceite es la primera causa de deforestación en Indonesia, y el principal factor de riesgo para los orangutanes, cuyo hábitat -la selva tropical- queda destruido. Según los datos de Global Forest Watch, desde 1950 se han talado en el país asiático más de 740.000 kilómetros cuadrados de selva. En la isla de Borneo, apenas queda la mitad de los bosques tropicales originales.

“Lo que ocurre es que no solamente han destruido la selva y toda la biodiversidad, sino que, encima, para estas plantaciones se aplican muchísimos insecticidas, que dejan la tierra totalmente baldía y, al filtrarse, envenenan los acuíferos”, agrega Pozas.

Deforestación en Indonesia para plantar palmas de aceite

Deforestación en Indonesia para plantar palmas de aceite / Greenpeace

Por su parte, la minería comporta un riesgo creciente para los orangutanes. La extracción de carbón, pero también -y cada vez más- de otros minerales como el níquel, estratégico para las baterías de coches eléctricos, amenaza los ecosistemas forestales de los que dependen los orangutanes. Indonesia aloja las mayores reservas de níquel del mundo.

Entretenimiento humano

Los orangutanes además sufren la caza, la captura y el tráfico por parte de humanos, que los tratan como producto de entretenimiento. “Como mucha gente no puede meterse en la selva indonesia y ver a las poblaciones de orangutanes, hay una serie de zoos que los exponen. Y esa es otra problemática a nivel mundial que tenemos también aquí en España, y en la que intentaremos que la Ley de Grandes Simios pueda influir”, señala Pozas.

Desde Proyecto Gran Simio han preguntado oficialmente a la Unión Europea sobre los programas de reproducción en cautividad de grandes simios en los zoológicos, y la UE ha respondido que “no existe un aval científico independiente que pueda avalar esos programas”.

Así, Pozas argumenta que los zoos no tienen excusa para seguir favoreciendo la reproducción de estos animales, y alega que lo que en realidad quieren estos centros es “ir supliendo los que se van muriendo para tener constantemente una colección”.

Con los linces u otros animales que se han criado en cautividad para favorecer la conservación de la especie, Pozas sostiene que normalmente lo primero que se hace es aislar a las crías de los humanos para que no establezcan vínculos de dependencia, mientras que en el caso de los orangutanes y grandes simios “eso no se está haciendo”, arguye. En cambio, se les expone al público, y están “para el mero divertimento de la gente”, sentencia el defensor de estos primates.

Orangutanes en un zoo

Orangutanes en un zoo / Agencias

En los zoos, están visiblemente deprimidos, tumbados todo el día, escondidos de las personas, porque intentan proteger su intimidad, señala.

“Los ves aburridos, tirados en el suelo, a veces se tapan con mantas para que la gente no los vea. Son comportamientos que no son los suyos propios. Han sido amputados de su cultura”, lamenta.

Una Ley de Grandes Simios

“Esperamos que, una vez la ley sea adoptada, revierta en mejores condiciones para los animales que necesariamente tienen que vivir en cautividad. Que se establezca un marco claro donde queden especificadas claramente esas necesidades, de forma que se aseguren unos espacios adecuados para aquellos animales que desgraciadamente no pueden volver a la naturaleza”, afirma desde AAP Primadomus, un centro de rescate y rehabilitación de mamíferos exóticos, su directora, Marta Merchán.

Merchán espera que la ley sirva para que “el trabajo que se haga desde los parques zoológicos sea, principalmente, dar hogar a los animales rescatados del tráfico ilegal, de la tenencia privada o del entretenimiento en circos, que por estos motivos no pueden volver a la naturaleza, porque ya no han podido aprender a sobrevivir allí. Y garantizar que tengan unas condiciones de vida digna”.

Orangután con dos crías

Orangután con dos crías / WWF

El objetivo a largo plazo, a su juicio, debería ser que “los grandes simios vayan desapareciendo de los parques zoológicos a medida que se vaya trabajando a nivel internacional en mejores legislaciones y mejor aplicación de las leyes que hay, para que estos animales dejen de encontrarse en esas situaciones, y que el papel de los zoológicos también a la larga con estas especies sea no más que una labor de rescate y de conservación in situ en los países de origen de los animales”.

Tenencia particular

Una de las propuestas de su oenegé es que la ley de grandes simios incluya la prohibición de la tenencia particular de estos primates, algo que en cualquier caso ya recoge la Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales.

Pozas, por su parte, aduce que incluso se podría conformar con que la ley establezca el fin de la cautividad de los grandes simios, “porque significaría que a largo plazo dejarían de estar cautivos, ya que según se vayan muriendo las jaulas tienen que quedar vacías”.

Mientras todo este proceso continúe, desde PGS han pedido que los simios vayan a santuarios. “Y si no se puede, porque en España hay muchos individuos y no hay capacidad en santuarios, que al menos se obligue a los centros donde están ahora a tener lugares para ellos exactamente iguales que la parte que es visible para los humanos”, donde se incluyan zonas donde puedan ocultarse de las personas y estar tranquilos.