Estudio

Las oficinas ensucian la atmósfera de las ciudades casi tanto como el tráfico

Una investigación descubre que el aire que emana de estos edificios a través de la ventilación es mucho más contaminante de lo que se pensaba

Las oficinas ensucian el aire tanto el tráfico, según un estudio

Las oficinas ensucian el aire tanto el tráfico, según un estudio / Pinterest

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Las oficinas ensucian el aire de las ciudades más de lo que se creía. Los sistemas de refrigeración y calefacción -conocidos por las siglas HVAC- con los que las empresas tratan de garantizar el confort térmico, así como los propios empleados con su respiración, sus desodorantes, perfumes o lociones, producen ingentes cantidades de compuestos orgánicos volátiles (VOC) que actúan como destructores de ozono y pueden llegar a tener graves impactos en la salud de la población que los respira.

Así lo afirma un grupo de investigadores de la Universidad Purdue, en Indiana (EEUU), que en un artículo publicado en Cell Reports Sustainability compara estas emisiones contaminantes con las que produce, por ejemplo, el tráfico rodado dentro de las ciudades. “Es posible que estos compuestos contribuyan de manera notable a la carga de compuestos volátiles de las atmósferas urbanas”, insisten los firmantes del artículo.

Los compuestos orgánicos volátiles (COV) son todos aquellos hidrocarburos que se presentan en estado gaseoso a la temperatura ambiente normal o que son muy volátiles a dicha temperatura.

Interior de un edificio de oficinas

Interior de un edificio de oficinas / Agencias

Para llegar a esta conclusión, el equipo realizó mediciones directas del intercambio de contaminantes del aire exterior-interior en un edificio de oficinas utilizando instrumentos de última generación para medir la calidad del aire.

“Siempre hemos pensado que hay que filtrar el aire que llega a nuestras oficinas para proteger nuestra salud, pero quizás deberíamos empezar a pensar en filtrar el aire que sale hacia fuera”, señala Brandon Boor, autor principal de este estudio, que concreta que esto no solo sucede en los edificios de oficinas, sino también en algunos hogares y en las escuelas.

“El uso en interiores de productos de cuidado personal (desodorantes, perfumes, lociones, productos para el cuidado del cabello) en el cuerpo humano puede provocar la liberación de gases de los compuestos volátiles contenidos, como cVMS (siloxano D5), monoterpenos, alcoholes y hexanal o glicoles, desde las personas hasta el aire interior”, señala el estudio.

El objetivo de esta investigación era medir por primera vez y con precisión los elementos que pueden favorecer esa contaminación interna de los edificios. De este modo no solo se puede entender qué lo produce, sino también cómo se mueven esas emisiones.

Esta información es vital para entender cómo se contaminan nuestras ciudades, dado que hasta ahora se desconocía el impacto de un edificio con un sistema de climatización de última generación. “Conocemos el impacto del tráfico o las emisiones de la industria en la calidad del aire urbano, pero desconocemos otras fuentes”, indica el investigador, que considera “fundamental” conocer esta información para poder desarrollar planes y estrategias políticas de mitigación y mejora de la calidad del aire.

A través de los sistemas de ventilación

Los materiales de construcción, los muebles que alberga en su interior, e incluso el número de ocupantes y las actividades que realizan en su interior (como cocinar, limpiar y usar productos de consumo y de cuidado personal), son las que modulan la liberación de estas sustancias. La contaminación se produce, en concreto, a través de los sistemas de ventilación instalados para crear una atmósfera adecuada en el interior.

Los edificios de oficinas emiten aire viciado al exterior

Los edificios de oficinas emiten aire viciado al exterior / Pxhere

"Para garantizar el confort térmico dentro de los edificios, los sistemas de climatización intercambian una cantidad sustancial del aire que se genera dentro del edificio con el exterior más cercano”, explica Tianren Wu, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Cincinnati. Este intercambio de gases tiene implicaciones relevantes en la calidad del aire urbano, “especialmente en ciudades con mucha densidad poblacional”, insiste.

En este caso, los investigadores trabajaron en una oficina de los Laboratorios Ray W. Herrick, Living Labs, que se encuentra en el centro de Indiana (EEUU). La oficina está continuamente ventilada mediante una unidad de tratamiento de aire independiente.

De 2 a 15 veces más contaminación que en el exterior

Teniendo en cuenta estos parámetros, los investigadores llegaron a calcular concentraciones de estas partículas contaminantes entre 2 a 15 veces más altas de lo que suelen encontrarse en el exterior. Eso supone que estas emisiones son comparables a las emisiones del tráfico, industriales y biogénicas.

Edificio de oficinas

Edificio de oficinas / Agencias

En particular, la oficina que se estudió emitía especialmente monoterpenos y siloxanos reactivos. Los siloxanos se utilizan ampliamente en desodorantes, perfumes, lociones y productos para el cuidado del cabello, mientras que los monoterpenos son componentes de las esencias volátiles de las flores y de los aceites esenciales de hierbas y especias. “Este comportamiento del edificio cambia cuando también lo hace la ocupación y las condiciones de ventilación del edificio”, insiste Boor, que concluye que estos resultados demuestran el impacto de los edificios en la calidad del aire.

El equipo de investigación destaca, por tanto, que es necesario tomar acción para eliminar estos componentes de los sistemas de climatización de los edificios. Algo que se podría hacer utilizando filtros de carbón o tecnologías que permitan limpiar el aire.

Estudio de referencia: DOI: 10.1016/j.crsus.2024.100103

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