Comportamiento animal
El lado oscuro de los delfines: cosas que quizás no sabes de estos simpáticos mamíferos
Estos animales no siempre son tan encantadores, según demuestra la ciencia
Vega S. Sánchez
A pesar de que ver delfines cerca de la costa no es algo tan habitual, cada vez más se producen avistamientos de estos cetáceos en todo el litoral Mediterráneo.
Incluso en el Cantábrico y el Atlántico, aunque más conocidos como arroaces, se pueden encontrar ejemplares de estos mamíferos marinos que juguetean y saltan junto a barcas y barquitos en todo el litoral peninsular, simpáticos y sociables.
Pero estos seres de sonrisa perpetua tienen también un lado oscuro, un 'alter ego' que, como si de un 'mister Hyde' del 'doctor Jekyll' se tratara, emplea su gran inteligencia e ingenio para hacer el mal.
Tortura por placer
No es muy común, pero ese lado oscuro hace que torturen a otras especies por placer. En realidad, como un juego: cogen a animales más pequeños -como crías de focas o tiburones- y se lo pasan de unos a otros como si fueran una pelota, hasta dejarlos malheridos y llegar a matarlos en ocasiones.
Y aunque también es raro y ocasional, se han observado comportamientos que demuestran que también han agredido a ejemplares de su propia especie y, en concreto, a sus propias crías.
Este comportamiento ha sido observado en varias especies de delfines, incluyendo el delfín nariz de botella (Tursiops truncatus) y el delfín mular (Delphinus delphis). Los biólogos creen que estos cetáceos se convierten en verdugos de su propia estirpe por celos, derivados de ver cómo la hembra cuida a sus crías. O por conseguir que la hembra se vuelva a aparear con ellos, puesto que es uno de los pocos animales, junto con el hombre y algunas especies de monos o primates, que copulan por placer, no solo por reproducirse, tal y como apunta un estudio publicado en la revista 'Science'.
Sexo agresivo
Ese apetito sexual se traduce en ocasiones en juegos sexuales, interacciones de apareamiento y, en algunos casos, comportamientos agresivos. Se han llegado a documentar situaciones en que delfines machos muestran comportamientos coercitivos hacia hembras, incluyendo casos en los que un grupo de delfines machos aíslan a una hembra y todos los individuos se aparean con ella usando en ocasiones actuaciones agresivas, como mordeduras, golpes con la nariz y otras formas de coerción.
Es por este motivo por el que algunos expertos han llegado a describir estos comportamientos como 'acoso sexual' o 'violación grupal', aunque conviene tener presente que las interpretaciones humanas de comportamientos animales no suelen ser acertadas.
También conviene señalar que estos comportamientos no son universales en todas las poblaciones de delfines, y no todos los encuentros de apareamiento implican agresión.
Además, la comprensión de estos comportamientos puede depender de la observación y la interpretación específica de los investigadores.
Estas observaciones destacan la complejidad del comportamiento sexual en delfines y la importancia de estudiar y comprender la vida social de estos animales de manera más completa.
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