Investigación

Descubrimiento sorprendente: la extinción de los dinosaurios posibilitó la actual cultura del vino

Fósiles hallados en Sudamérica muestran que la desaparición de los grandes saurios posibilitó la propagación de las uvas por el mundo

Recreación de un paisaje en la época de los dinosaurios.

Recreación de un paisaje en la época de los dinosaurios. / Pixabay

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Los amantes del vino tienen mucho que agradecer a la extinción de los dinosaurios. Aunque parezca que ambas cosas no tienen relación alguna entre sí, un nuevo estudio científico ha venido a sugerir que la desaparición de grandes saurios allanó el camino para la propagación de las uvas por el mundo.

En un descubrimiento descrito en la revista ‘Nature Plants’, un equipo de investigadores encontró semillas de uva fósiles que tienen entre 60 y 19 millones de años en Colombia, Panamá y Perú. Una de estas especies representa el ejemplo más antiguo conocido de plantas de la familia de las uvas en el hemisferio occidental.

Estas semillas fósiles ayudan a comprender cómo se extendió la familia de las uvas en los años posteriores a la muerte de los dinosaurios, según un estudio de un equipo internacional liderado por el Museo Field de Historia Natural de Chicago, en Estados Unidos.

"Estas son las uvas más antiguas que se han encontrado en esta parte del mundo, y son unos millones de años más jóvenes que las más antiguas que se han encontrado en el otro lado del planeta", señala Fabiany Herrera, autor principal del artículo . "Este descubrimiento es importante porque demuestra que después de la extinción de los dinosaurios, las uvas comenzaron a extenderse por todo el mundo".

Fabiany Herrera (izquierda) y Mónica Carvalho (derecha) en el yacimiento de plantas fósiles, sosteniendo la uva más antigua del hemisferio occidental, recientemente descubierta.

Fabiany Herrera (izquierda) y Mónica Carvalho (derecha) en el yacimiento de plantas fósiles, sosteniendo la uva más antigua del hemisferio occidental, recientemente descubierta. / Fabiany Herrera

Es raro que los tejidos blandos, como las frutas, se conserven como fósiles, por lo que la comprensión de los científicos sobre las frutas antiguas a menudo proviene de las semillas, que tienen más probabilidades de fosilizarse. Los fósiles de semillas de uva más antiguos conocidos se encontraron en la India y tienen 66 millones de años. Pero hasta ahora no se habían encontrado fósiles en Sudamérica.

Extinción masiva

No es una coincidencia que las uvas aparecieran en el registro fósil hace 66 millones de años, aproximadamente cuando un enorme asteroide impactó la Tierra, lo que desencadenó una extinción masiva que alteró el curso de la vida en el planeta.

"Siempre pensamos en los animales, los dinosaurios, porque fueron los más afectados, pero el evento de extinción también tuvo un gran impacto en las plantas. El bosque se restableció, de una manera que cambió la composición de las plantas", explica Herrera.

Los investigadores plantean la hipótesis de que la desaparición de los dinosaurios podría haber contribuido a alterar los bosques. "Se sabe que los animales grandes, como los dinosaurios, alteran los ecosistemas que los rodean. Creemos que si había dinosaurios grandes vagando por el bosque, probablemente estaban derribando árboles, manteniendo efectivamente los bosques más abiertos de lo que son hoy", dice Mónica Carvalho, coautora del artículo.

Sin grandes dinosaurios, algunos bosques tropicales, incluidos los de América del Sur, se volvieron más poblados, con capas de árboles formando un sotobosque y un dosel. Estos bosques nuevos y densos brindaron una oportunidad a muchas especies vegetales.

La desaparición de grandes saurios pudo allanar el camino para la propagación de las uvas por el mundo.

La desaparición de grandes saurios pudo allanar el camino para la propagación de las uvas por el mundo. / Pixabay

"En el registro fósil, comenzamos a ver más plantas que usan enredaderas para trepar a los árboles, como las uvas, en esta época", apunta Herrera. La diversificación de aves y mamíferos en los años posteriores a la extinción masiva también puede haber ayudado a las uvas al esparcir sus semillas", indica.

"Las uvas tienen un extenso registro fósil que se remonta a hace unos 50 millones de años, por lo que quise descubrir una en Sudamérica, pero fue como buscar una aguja en un pajar", resalta Herrera. "He estado buscando la uva más antigua del hemisferio occidental desde que era estudiante universitario", añade.

"Me miró y dijo: '¡Fabiany, una uva!'"

El golpe de suerte llegó en 2022, cuando Herrera y Carvalho estaban realizando un trabajo de campo en los Andes colombianos y un fósil llamó la atención de la segunda. "Me miró y dijo: '¡Fabiany, una uva!'. Y luego lo miré y pensé: 'Dios mío'. Fue muy emocionante", recuerda Herrera. El fósil estaba en una roca de 60 millones de años, lo que lo convierte no solo en el primer fósil de uva sudamericano, sino también en uno de los fósiles de uva más antiguos del mundo.

Ya en el laboratorio, Carvalho y Herrera realizaron tomografías computarizadas que mostraban su estructura interna, lo que confirmó su identidad. El equipo bautizó el fósil como Lithouva susmanii, "uva de piedra de Susman", en honor al paleobotánico Arthur T. Susman. "Esta nueva especie también es importante porque respalda el origen sudamericano del grupo en el que evolucionó la vid común Vitis", comenta Gregory Stull, coautor del estudio.

Recogida de uvas de un viñedo.

Recogida de uvas de un viñedo. / EFE / Ferenc Kalmandy

El equipo realizó más trabajo de campo en América del Sur y Central. En el artículo describen nueve nuevas especies de uvas fósiles de Colombia, Panamá y Perú, que abarcan desde 60 a 19 millones de años de antigüedad. Estas semillas fosilizadas no solo cuentan la historia de la propagación de las uvas en el hemisferio occidental, sino también de las muchas extinciones y dispersiones que ha sufrido la familia de las uvas.

"El registro fósil nos dice que las uvas son un orden muy resistente. Son un grupo que ha sufrido muchas extinciones en la región de América Central y del Sur, pero también lograron adaptarse y sobrevivir en otras partes del mundo", subraya Herrera.

Dada la extinción masiva que enfrenta actualmente la Tierra, Herrera destaca que estudios como este son valiosos, porque revelan patrones sobre cómo se desarrollan las crisis de biodiversidad. "Otra cosa que me gusta de estos fósiles es que estas pequeñas y humildes semillas pueden decirnos mucho sobre la evolución del bosque", concluye Herrera.

Informe de referencia: https://www.nature.com/articles/s41477-024-01717-9

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