Carla Suárez, la cara; Garbiñe Muguruza, la cruz

Garbiñe Muguruza se marchó muy enfadada de la Suzanne Lenglen

Garbiñe Muguruza se marchó muy enfadada de la Suzanne Lenglen / EFE

Neus Yerro

Carla Suárez y Garbiñe Muguruza vivieron en su debut en el Mutua Madrid Open situaciones muy distintas. La canaria le dio la vuelta a un partido que se había puesto cuesta arriba, la hispano venezolana no encontró el modo de hacerlo y se despidió con una contundente derrota ante la suiza Timea Bacsinszky: 6-1 y 6-3 en 66 minutos de juego.

La pupila de Xavi Budó salió atenazada a la Pista Arantxa Sánchez Vicario. Pensando demasiado en esos problemas en el hombro derecho que están condicionando la temporada desde que comenzó (y que la llevaron a no entrenarse el sábado, por precaución). Eso lo aprovechó su rival, la china Shuai Peng, número 38 del mundo, para situarse con ventaja (3-0). Tenía que soltarse la canaria si no quería verse fuera con demasiada rapidez.

Lo hizo. Y aunque no le valió para salvar el primer parcial, sí le sirvió para ver que podía dar réplica a la rival, incomodarla. Se situó con ventaja de 4-2 en el segundo set pero Peng igualó y se puso por delante (4-5).

Carla podía haber bajado entonces los brazos. Pero no lo hizo. Lo haría la china, lo que permitió a la canaria anotarse nueve juegos del tirón y celebrar con la grada, que la llevó en volandas, el triunfo por 3-6, 7-5 y 6-0. Se une de este modo a Lara Arruabarrena, clasificada el sábado para la segunda ronda.

No ocurrió lo mismo con Muguruza. Garbiñe es una jugadora que arriesga en cada golpe pero a la que, cuando las cosas no funcionan, no logra variar las dinámicas. Menos aún esta temporada, en la que no está logrando los resultados esperados y en la que las sensaciones no son las idóneas. 

Las dudas están pesando demasiado en el ánimo de la hispano venezolana. Apremiada, además, porque cada día está más cerca Roland Garros, donde por primera vez defenderá el título. Parece estarse presionando en exceso y no logra remontar el vuelo.

De ello sacó tajada la suiza Timea Bacsinszky, ex 'top 10' y semifinalista del Grand Slam francés en 2015, propinándole un severo correctivo. A Muguruza ya sólo le queda Roma para intentar cambiar esta situación antes de Roland Garros.