Vela/ Este domingo arranca la Vendée Globe

Una idea de bombero: la vuelta al mundo

Didac Costa, un barcelonés de 38 años, zarpará este domingo desde Les Sables d’Olonne, en Francia, para enfrentarse junto a otros 28 navegantes a la mayor aventura en solitario jamás concebida en el deporte.

Didac Costa

Didac Costa ya forma parte de la historia de la vela en Catalunya / sport

Agustí Bernaus

Subir al Everest, ganar el Tour de Francia,  correr el Marathon des Sables. Nada de todo esto es comparable a la Vendée Globe, la vuelta al mundo en solitario, sin escalas, ni asistencia. Un reto demencial que en su octava edición tan solo lo han aceptado 29 navegantes. Uno de ellos, Didac Costa, el más loco, el que más riesgos ha asumido, pasará a la historia como el primer participante catalán, a bordo de su ‘One Ocean, One Planet’, el legendario IMOCA Kingfisher con el que Ellen MacArthur acabó la regata hace ya 16 años. Este domingo se verá acompañado de 14.000 aficionados que sobre 800 embarcaciones le despedirán desde la capital de la Vendée.

Costa ha aprendido de sus antecesores, el mallorquín Javier Sansó y el vizcaíno Unai Basurko, que se estrellaron en sus tres intentos, pero también del siempre recordado José Luis Ugarte, que a los 64 años y con su destartalado ‘Euskadi Europa’93’ coronó “una prueba  inhumana, que sólo se puede hacer una vez”, escribió en "El Último Desafío".  

El sueño de Costa es convertirse en el primer catalán que inscriba su nombre entre los ‘finiseurs’ de un reto suicida que se celebra cada cuatro años. Bombero de profesión, pidió la excedencia del parque de Cerdanyola y, sin garantías de que podrá recuperar su puesto de trabajo, se ha embarcado en este proyecto que dirige Jordi Grisó y en el que ha invertido un año y medio. Ha hipotecado su casa, le ha dado la vuelta a su calcetín para sacar hasta el último euro y finalmente recurrió al ‘crowfunding’ para poder hacer frente a los 350.000 euros de presupuesto. Hace poco más de un mes, una tormenta eléctrica en Barcelona se lo puso más difícil todavía. Un rayo cayó sobre el mástil y destrozó la electrónica del barco. 70.000 euros más. Costa no puede competir con embarcaciones que mueven presupuestos de más de cinco millones de euros y que utilizan tecnología de ciencia ficción que en un futuro adaptarán en otras competiciones o en la navegación comercial. Para este barcelonés el hecho de haber llegado a la salida es ya una victoria.

Si todo va bien, hasta el 20 de enero como mínimo, permanecerá en una embarcación de 18 metros, solo, con comida liofilizada envasada al vacío, un sistema para disponer de agua potable, antibióticos, sutura... Dormirá no más de un par de horas al día, se enfrentará a tormentas brutales, cumplirá años y pasará la Navidad en solitario. Psicológicamente no hay nada más duro. Por eso a la Vendée Globe se la conoce como el 'Everest de los mares'. Por eso también, en la presentación del proyecto Didac Costa quiso que le acompañara el alpinista Ferran Latorre. 

Por el pantalán de Sables d’Olonne han pasado más de medio millón de aficionados. Unos han escuchado las historias que cuentan los navegantes que han fracasado - algunos hasta en cuatro ocasiones - pero que insisten en terminar la Vendée Globe. Otros se quedan alucinados con los IMOCA. O con la valentía y la serenidad de quienes los manejan, convencidos de que están ante los últimos aventureros.