Así fue la 'noche de terror' en Marsella

El autobús del Olympique de Lyon fue apedreado con una lluvia de proyectiles cuando se dirigía al estadio Vélodrome

Fabio Grosso, entrenador del equipo lionés, sufrió lesiones en la cara por los cristales de las ventanas que estallaron y le tuvieron que aplicar doce puntos

Fabio Grosso, entrenador del OL, con una venda en la frente

Fabio Grosso, entrenador del OL, con una venda en la frente / Twitter

SPORT.es

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El partido que tenían que haber jugado ayer en el Vélodrome el Olympique de Marsella ante el Olympique de Lyon no se llegó a disputar y tuvo que ser aplazado y no por una causa menor, sino por unos hechos gravísimos: el autobús del Lyonnais fuera apedreado y el entrenador Fabio Grosso fue herido en la cara.

De lo que tenía que haber sido una fiesta deportiva a una batalla campal. Aceras, botellas y bombas de humo lanzadas a quemarropa por un grupo de un centenar de encapuchados. Eran las 19.00 horas de ayer cuando una lluvia de proyectiles cayó sobre el autobús del Lyon a su paso por una calle de Marsella, a pesar de la escolta de dos camiones CRS. El incidente se produjo dos horas antes del choque contra el OM, previsto en el Vélodrome, al final de la décima jornada de la Ligue 1. Un partido que ya había sido clasificado acertadamente como de alto riesgo por las autoridades.

Dañado en la emboscada, el vehículo llegó al estadio con el cristal roto mientras que en su interior, los jugadores estaban en estado de shock. Fabio Grosso y Raffaele Longo fueron los más afectados durante el ataque con piedras. El técnico italiano, que recibió una botella de cristal justo encima del párpado salió del autobús con la cara ensangrentada. Le tuvieron que aplicar doce puntos, antes de aparecer en los pasillos del Vélodrome con una gruesa venda blanca.

Tres autobuses de seguidores de OL también fueron víctimas de ataques durante su viaje por Marsella. El de Lyon 1950, que abría la expedición, sufrió importantes daños, con cristales explotados y varias personas en el interior resultaron heridas.

Una hora después había muchas dudas sobre si se debía celebrar el partido más aún cuando se produjeron también incidentes en el estadio. Los aficionados del Lyon presentes en el parque de visitantes intentan acercarse al Virage Nord desafiando a los ultras del OM. Algunos, colgados de redes de seguridad, hacían saludos nazis mientras gritaban 'monos' a los aficionados rivales. La seguridad interviene para intentar restablecer la calma.

A pesar de todo, da la sensación de que el partido podría jugarse cuando los asistentes de los dos equipos colocan conos y balones para preparar el calentamiento. Sin embargo, los jugadores no salen al terreno de juego. Todo apunta a que se retrasará el inicio del partido, previsto para las 20.45 horas. Mientras tanto, en las redes aparecen en las redes vídeos de autobuses de Lyon apedreados. Son testigos de la violencia de los ataques, que tuvieron lugar en el mismo lugar.

Pero los ánimos se caldean y los aficionados del OM calientan sus voces lanzando fuertes cánticos en las gradas. Es entonces cuando una delegación del club marsellés, encabezada por el presidente Pablo Longoria, su asesor Jean-Pierre Papin y el entrenador Gennaro Gattuso, acuden al encuentro con el Lyon.

Se organiza entonces una reunión de crisis con los árbitros, las autoridades y representantes de los dos clubes y cinco minutos antes de que tuviera que comenzar el partido, se da aviso al público de la evacuación del estadio. La afición del Marsella abandonó como pudo el Vélodrome, molesta por lo sucedido. El árbitro François Letexier declara entonces a los medios de comunicación que "el OL no quería que se llevara a cabo la reunión".

SE APLAZA EL PARTIDO

John Textor, propietario del OL, asegura inicialmente que su equipo quería jugar el partido a la vez que da noticias poco tranquilizadoras de Fabio Grosso. Amélie Oudéa-Castera, Ministra de Deportes, por su parte, da el visto bueno a la decisión de aplazar el partido: "Necesitamos conmemorar la ocasión", afirma, pidiendo sanciones severas contra los autores de estos ataques. Bruno Bernard, presidente de la Gran Metrópoli de Lyon, denuncia en las redes "un ataque de los hooligans de Marsella" y exige que sean "excluidos del fútbol".

Eran las 21 horas cuando la Liga de Fútbol Profesional contradijo la primera versión de Textor al publicar un comunicado de prensa explicando que el OL había pedido no jugar el partido. Pablo Longoria, presidente del OM, habló en Prime Video: "Consternado y enojado por el inconsciente” que arruinó la fiesta. Es completamente inaceptable, protestó.

Hacia las 21:15 horas, la jefatura de policía de Bocas del Ródano anunció que siete personas habían sido detenidas en relación con los incidentes, dos de ellas por lanzamiento de piedras. François Letexier vuelve a hablar en Prime Video y sostiene que el Lyonnais no quiso jugar el partido, precisando que Textor no estuvo presente durante la reunión de crisis (estaba el jefe de seguridad del 'OL).

Mientras tanto, el OL permanece confinado en el Vélodrome, a la espera de que la tensión disminuya un poco. Dejan Lovren, defensa del equipo, despotrica en las redes e invoca al gobierno francés: "Si la ley no cambia, algún día será demasiado tarde", escribe el defensa croata.

El OM publicó un comunicado de prensa para deplorar los "incidentes inaceptables". El club marsellés difundió un comunicado de prensa anunciando que se presentaría una denuncia tras estos graves incidentes.

La expedición del OL espera su momento para que su autobús vuelva a estar en condiciones de funcionar. La ventana rota se cubre con cartón pegado con cinta adhesiva a toda la altura del vidrio. Se limpia y aspira el interior del autobús.

Ya a las 22:30 horas, los jugadores del OL, el cuerpo técnico y Fabio Grosso salen al césped del Vélodrome para saludar a los aficionados que permanecieron en el parque visitante. El técnico italiano oye corear su nombre. Él responde con una mano en el corazón y aplausos.

Un cuarto de hora más tarde, el OL abandona finalmente el estadio en un autobús sustituto, ya que el suyo no era lo suficientemente seguro a pesar de la reparación de la ventana dañada. Se dirige al aeropuerto, donde le espera un avión que los lleva de regreso a Lyon. El final de una velada especialmente agitada y caótica en Bouches-du-Rhône.