Bradly Snyder, el marine que perdió los ojos en Afganistán

Ganó la medalla de oro en triatlón en los Juegos Paralímpicos

Pisó un artefacto explosivo en un intento de ayudar a las víctimas de otro atentado y perdió la vista

Bradly Snyder, campeón de triatlón

Bradly Snyder, campeón de triatlón

Àngels Fàbregues

Àngels Fàbregues

Bradly Snyder cruzó la meta del triatlón levantando los brazos. Otra medalla más en un increíble palmarés con cinco oros y dos platas en natación entre los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 y Río 2016, al margen de sus tres oros en el Mundial de Glasgow IPC en 2015.

Un atleta de pies a cabeza que sin embargo no contaba con que el mundo paralímpico acabara siendo tan importante en su vida, aunque sí la natación, a la que se dedica desde su etapa en el Instituto en Sant Petersburgo, donde residía. El norteamericano se graduó en la Academia Naval de los Estados Unidos en 2006, etapa en la que también la natación formaba parte de su vida, no en vano era el capitán del equipo de nadadores de dicha academia.

Una explosión determinante en Afganistán

Brad se especializó en eliminación de explosivos y cuando se convirtió en teniente de la Marina se fue a servir en Afganistán. Y lo que son las cosas. Cuando estaba ayudando a una familia víctima de una explosión, de repente otro explosivo detonó y pasó de salvador a víctima perdiendo ambos ojos además de sufrir laceraciones en la cara y romperse un típano.

Su vida cambió en este preciso instante. Fue un segundo en el que un giro inesperado obligó a Snyder a cambiar por completo su vida.

Tras un tiempo en la UCI y posteriormente en el hospital, y una vez asumida su nueva condición de ciego total, el estadounidense tuvo algo muy claro, el deporte seguiría formando parte de su vida. La natación le devolvió la alegría y las ganas de vivir. En su momento Bradly explicó: "Cuando estás remendando tu vida y descubriendo cómo adaptarte a la ceguera, no eres bueno en nada. Caminar fue un desafío. Cocinar, vestirse y combinar el color son grandes retos. Todas estas cosas que no solían ser un problema de repente son realmente desafiantes. Por ejemplo, me costó mucho poner la cantidad correcta de pasta de dientes en el cepillo dental porque no puedo verlo".

Hoy se desenvuelve a la perfección pese a su ceguera y sobre todo en los circuitos de triatlón, deporte al que se ha pasado después de muchos años nadando. En Tokio ha demostrado que su preparación ha sido exquisita y se adaptó a las duras condiciones a las que se encontraron en el Odaiba Marine Park, donde a las 6 de la mañana había una sensación térmica de 34 grados con un 86% de humedad. Vamos, un infierno.

Snyder, con un tiempo de 1:01:16, se impuso al valenciano Héctor Catalá que cruzó la meta junto a su guía Gustavo Rodríguez en segunda posición con un crono de 1:02:11. Catalá estaba súper emocionado tras colgarse la medalla de plata, que por cierto comprobamos lo mucho que pesa: "De las dos últimas vueltas casi ni me acuerdo. Esto era buscar el límite y así hemos llegado. He tenido que ser atendido en el centro médico, casi vomitando, por encima de 40 grados, pero sin ninguna duda lo vale y lo volvería a hacer". aseguró con esa alegría que le caracteriza.

"Hay una frase que me dijo Gustavo justo antes de lanzarnos al agua: 'Pase lo que pase, a pelearlo hasta el final'. Y ha sido tal cual. Ha sido una carrera al límite", concluyó Héctor que tuvo tiempo para el buen humor: "Somos como un matrimonio, aunque no podemos resolver nuestros problemas en la cama". Unas risas que valen la pena sobre todo con la medalla de plata colgada en el cuello.