Juegos Olímpicos de París

La ilusión de Péter, el héroe de Hungría

Pedro Rodríguez se prepara para su debut olímpico como jugador de Hungría: "Es el mayor logro para cualquier deportista"

Pedro Rodríguez, en un partido con la selección de Hungría.

Pedro Rodríguez, en un partido con la selección de Hungría. / FDV

Armando Álvarez

Ni siquiera las fantasías que se cumplen se parecen estrictamente a cómo se imaginaron. La realidad, siempre impredecible, las pinta de otro color. “Que me llegue con 34 años la oportunidad de disputar unos Juegos es un sueño...Lo tengo desde que empecé a jugar a balonmano”, confiesa Pedro Rodríguez. Seguramente lo soñó en rojigualda. Si acaso, en un blanquiazul aún imposible. Pedro estrenará su dignidad olímpica de rojiverde. Magiar y gallego, pero aún ese niño vigués.

El deporte le está compensando a Pedro sus apuestas, riesgos y desvelos. Aquel extremo delgado y enhiesto, criado en el Seis do Nadal y el Academia Octavio, emprendió pronto el vuelo. Perseguía en parte sus ambiciones. Huía en parte de las miserias. En 2016 partió del Naturhouse Logroño hacia Hungría. Pick Szeged, Balatonfüredi y Tatabánya han sido sus equipos durante esta década.

“Quitando en el fútbol, que no va con las selecciones absolutas, para cualquier deportista es el mayor logro disputar unos Juegos. Voy a tener la suerte de poder hacerlo”, reflexiona el olívico, con pareja alicantina. Ha estado en España un par de días, en el último permiso concedido por el seleccionador, el palentino Chema Rodríguez, tras la disputa de un torneo en Alemania. En breve ya se concentrarán en la villa olímpica. Son momentos propicios para rememorar el camino recorrido. “Estoy muy contento y muy agradecido a todos los entrenadores que he tenido y todos los equipos en los que he estado. Recapitulando, no pienso sólo en el día que me fui a Hungría sino de casa, tan joven. Estoy orgulloso de mi carrera. He jugado en clubes importantes y sigo disfrutando de esto”.

Fue en 2020 cuando Pedro Rodríguez adquirió la nacionalidad húngara. La federación se lo había propuesto, cuando aún militaba en el Szeged. Entró en el juzgado siendo Pedro y aún no renunciando a ello, de alguna manera salió siendo también Péter. Se siente más que asentado. Acaba de renovar por tres temporadas con el Tatabánya. “En el club están muy contentos conmigo. Yo también estoy muy contento en el club y en Hungría. Aún me encuentro con ganas, con fuerzas. Lo importante no es la edad sino seguir teniendo ilusión e intentando mejorar en cada entrenamiento. Cuando eso desaparece, es el momento de dejarlo. Y todavía no me ha llegado ese momento”.

Bajo la batuta de Chema Rodríguez, la selección magiar vuelve a los Juegos tras estar ausente en Río y Tokio. Compartirán grupo con Dinamarca, Noruega, Francia, Argentina y Egipto, que dirige Juan Carlos Pastor, contra el que debutan el 27 de julio (11:00). Los cuatro primeros se clasificarán para cuartos.

“El partido contra Egipto es clave, muy difícil. Sus jugadores son contrastados y están en Europa. Pastor entrenó en Hungría y nos conoce bien. Ese y el partido contra Argentina marcarán nuestro campeonato. Son los rivales más parejos a nosotros. Sería importante competir bien y empezar con dos victorias. Y luego, soñar”, afirma, una vez más. “Llegamos con ilusión. Era el objetivo desde hace cuatro años. Todo se dio bien. Ahora, a por el siguiente, que es ir partido a partido e intentar pasar el grupo”.

España figura en el otro lado del cuadro, junto a Croacia, Alemania, Japón, Suecia y Eslovenia, su primera rival dos horas antes del debut húngaro. Pedro la considera “clara favorita. Tiene un grupo complicado pero al final en todos los campeonatos está arriba. Aunque haya jugadores que acaban su ciclo, los que entran se adaptan con facilidad y rapidez. Juegan al mismo balonmano desde que son pequeños. Les deseo lo mejor”.

Tal vez en alguna encrucijada salte desde la esquina derecha para medirse en el aire al interminable Rodrigo Corrales; el otro balonmanista masculino del país –Alicia Fernández, en las Guerreras– presente en París, portero del también húngaro Veszprém. “Estoy muy contento por él como gallego y amigo. Cuando podemos, a veces nos vemos” revela Pedro. “Me siento muy orgulloso también de él”.