España tira de oficio y paciencia para arrancar los Juegos con una remontada

La selección femenina de fútbol se deshace de Japón, la única rival que le ganó en el Mundial, en un partido carente de brillantez

El resumen de Sergio Viñas tras el partido entre España y Japón

El resumen de Sergio Viñas tras el partido entre España y Japón / PRENSA IBÉRICA

Sergio R. Viñas

Sergio R. Viñas

No imperó la brillantez, más bien lo hicieron el oficio y la paciencia. Y, a partir de ahí, dado es el nivel de esta España campeona del mundo, dos chispazos de imaginación aportaron el lustre para que la selección arrancara los Juegos Olímpicos con victoria (2-1). Presente en ambos goles Aitana, primero como ejecutora de la clarividencia de Athenea, después como asistente de Mariona, el triunfo, por el formato del torneo, prácticamente clasifica a la selección para cuartos de final. Y eso que los Juegos ni siquiera han empezado de manera oficial.

El partido que firmó España no pasará a la historia, pero asienta una base sobre la que ir creando un nuevo episodio de éxito en París y alrededores, este jueves en Nantes. Su dominio, tras empezar perdiendo, fue abrumador, a ratos incontestable, pero la robusta defensa de Japón apenas le permitió generar ocasiones de peligro. Ante Nigeria (domingo, 19.00 horas), a priori, todo debería ser más sencillo, sin perder el foco en que lo de este jueves era el debut y que Japón no es una selección cualquiera.

Todo ocurrió en el estadio La Beaujoire de Nantes, por cuyo cielo sobrevuelan constantemente aviones a baja altura, merced a la cercanía con el aeropuerto de la ciudad. Un campo que es historia negra del fútbol español, pues fue aquí donde hace 26 años Zubizarreta encajó aquel inolvidable gol contra Nigeria en el Mundial de 1998 que enterró la selección que entrenaba Javier Clemente, muesca en el alma de una generación.

En este estadio de formas onduladas que tanto recuerda a Anoeta, con apenas un tercio de silenciosa entrada en las gradas, pocos cánticos se escucharon más allá de algún tímido arranque de tres decenas de japoneses, esta España de Montse Tomé escribió una historia muy diferente a aquella. También a la que las campeonas del mundo habían dibujado en el Mundial del pasado verano frente al mismo rival, aquella derrota por 4-0 en la fase de grupos que durante unos días hizo temblar los cimientos.

Japón se adelanta

Y eso que los primeros renglones trazados este jueves fueron torcidos. Al minuto de partido, Cata Coll tuvo que frustrar un mano a mano con Fujino. En el 13, la centrocampista japonesa iba a cobrarse la revancha. Todo nació en una salida mal medida de la portera española, que cabeceó dos veces el balón fuera de su área, forzando a la regresada Patri Guijarro, la gran novedad en el once por Tere Abelleira, a cometer una falta de amarilla. La ejecución de Fujino, solapada a la escuadra, fue demasiado para Coll.

Japón se adelantó en el marcador ante España con un gol de falta directa.

Japón se adelantó en el marcador ante España con un gol de falta directa. / Miguel Toña / Efe

Fue, en fin, un arranque tembloroso y disperso de España. Remediado, eso sí, de manera inmediata. Las campeonas del mundo templaron su ánimo y se apropiaron de la pelota, tocando y tocando en buscar de rendijas en la tupida defensa nipona. El acertijo lo resolvió, en el minuto 22, Athenea, filtrando un pase a Aitana para que la Balón de Oro, lograra el empate. Lo hizo con el pie, pero fue su movimiento de cadera, un elegante amago, lo que tumbó a la portera Yamashita.

Aitana pone la chispa

No hubo más noticias de Japón en la primera mitad, aunque tampoco España supo apretar el acelerador, sumando apenas una ocasión de Paredes en un córner antes de que llegara el intermedio. Así continuó la dinámica minutos después, con Athenea cada vez menos activa, sin noticias de Alexia y con Salma desesperada por buscar balones que nunca le llegaban. Aitana era quizá la más clarividente de las españolas, pero no bastaba con ella.

Así fue hasta que, a un cuarto de hora del final, la del Barça encontró a su ya excompañera Mariona. La ahora jugadora del Chelsea ganó el centro desde la orilla izquierda, se apoyó en Aitana como si fuera una boya y recogió la pared para ganar espacio en horizontal y batir a la guardameta japonesa. Y España sintió entonces que había deshecho un nudo que hasta entonces le estaba apretando la garganta y la moral.

Japón intentó entonces, qué remedio, echarse al monte, algo que ni había probado en todo el partido, más allá de algún contragolpe. Ya era tarde y España nunca perdió la conciencia de que tenía un tesoro que proteger. Y lo hizo.