JUEGOS OLÍMPICOS

Carolina Marín lanza un crudo mensaje tras su lesión: "No sé si volveré a jugar al bádminton"

La española comparte un vídeo después de ser intervenida de la lesión que le obligó a abandonar en los JJOO de París

Carolina Marín: "Tengo el alma destrozada; no sé si volveré a jugar"

TELEDEPORTE

Denís Iglesias

La española Carolina Marín reveló este domingo que no sabe si volverá a jugar al bádminton. "No sé cuándo volveré a coger una raqueta", aseguró la onubense en un vídeo difundido por su equipo de comunicación. La cruda revelación llega después de ser intervenida por la lesión grave de rodilla que le obligó a abandonar en los JJOO de París cuando lideraba el marcador en la semifinal.

Recuperación física y mental tras la tercera lesión grave

"Tengo el alma totalmente destrozada", afirma la española, oro en Río 2016, quien pide "tiempo" para recomponerse "física y mentalmente" de la tercera lesión grave de rodilla en su carrera. Una fractura diferente, más grave y que llegó en un momento en el que por fin parecía despegar de los males del pasado que también le privaron de estar en los JJOO de Tokio.

"Ha sido un golpe muy duro, necesitaré mucho tiempo, más de lo que las lesiones previas he necesitado. Necesito recomponerme, sobre todo físicamente, la operación afortunadamente ha salido todo muy bien, pese a que ha sido la peor vez que me he destrozado la rodilla", destacó la española. La imagen que protagonizó, llorando desconsoladamente cuando iba 21-14 y 10-6 arriba contra la china He Bing Jiao dio la vuelta al mundo.

Sin medalla honorífica, pero con el homenaje de su rival

Tal y como sucedió en el pasado, volvió a ser la rodilla la que despertó sus peores pesadillas. Los que conocen cómo ha sido su periodo de recuperación sabían que debía tener precaución. A sus 31 años, Carolina Marín intentó manejar el difícil equilibrio entre la precaución y la ambición. Una balanza que supo manejar hasta esa desgraciada semifinal que encogió el corazón de su rival, hasta el punto de que He Bing Jiao, que después lograría la plata, le animó a seguir. Posteriormente le hizo un homenaje en la ceremonia de medallas al llevar una chapa con la bandera de España.

Carolina Marín, empapada en lágrimas, se puso una protección en la zona afectada. Apretó los dientes y volvió a salir a la cancha. Pero estaba completamente rota. Su llanto se extendió por todo el recinto. Seco y sin solución. Fue tal el impacto que se llegó a barajar otorgarle un bronce honorífico como ocurrió con la china Xuerui Li, también campeona olímpica de bádminton. Finalmente, no tuvo lugar la condecoración.

Carolina Marín, tras su lesión en semifinales de París 2024.

Carolina Marín, tras su lesión en semifinales de París 2024. / EP

Entre lágrimas, Carolina Marín abandonó la pista principal del pabellón Porte de la Chapelle. Fue un final cruel y ya conocido para ella. Al llegar a España se fue directa al hospital, donde le diagnosticaron una doble lesión de ligamento anterior y los dos meniscos. Prácticamente, no articuló una palabra en Barajas, donde un grupo de aficionados le esperó para brindarle apoyo y reconocimiento.

"No sé qué va a ser de Carolina Marín en un futuro"

“La operación ha salido muy bien. Me puse en las mejores manos y de eso no tenía ninguna duda. Los médicos me han dicho que todo ha salido muy, muy bien, pese a que ha sido la vez que más me he destrozado la rodilla”, ratificaba Carolina Marín, quien no ha querido autoengañarse ni generar falsas ilusiones en el resto.

Por eso ha querido dar la cara en el momento más duro. “No sé qué va a ser de Carolina Marín en un futuro. No sé si volveré a jugar. No sé si volveré a coger una raqueta de bádminton o si volveré a unos Juegos Olímpicos. Ahora mismo es en lo que menos pienso”, sentenció un mito del deporte español.

Alguien capaz de hacerse un hueco desde Huelva en un deporte dominado completamente por Asia. Para recuperarse de su primera lesión grave de rodilla, en 2019, necesitó siete meses. Para salir del túnel de la segunda, a dos meses para los JJOO Tokio 2020, la espera fue de un año. Ahora ni siquiera ella sabe lo que le aguarda en un tercer e incierto camino hacia la regeneración, no solo deportiva, también vital.