Las cenizas de Mourinho en el Inter

La afición ‘nerazzurra’ estaba encandilada con José Mourinho. En 2010 había ganado el Scudetto, la Coppa Italia y la añorada Champions League. Un triplete mágico para el público del estadio Giuseppe Meazza. Pero, una noche de verano y cubierto de gloria, el técnico portugués decidió abandonar Milán. No podría haber imaginado que su marcha fuese sinónimo del final de una era.

“Los que están enamorados no se dejan, pero tenía la idea de ganar los campeonatos de Italia, España e Inglaterra. Ya había rechazado al Real Madrid cuando estaba en el Chelsea. La oferta llegó en un momento buenísimo con el Inter, pero podía irme con la sensación de haber hecho algo especial”, comentaba Mourinho el año pasado en 'La Gazzetta dello Spor't. Siempre sostiene que su marcha del Inter fue una decisión muy dura.

Desde el día en el que el portugués dejó Italia nada ha vuelto a ser lo mismo. Durante las dos temporadas en las que dirigió el Inter, fue inteligente optimizando recursos y puliendo defectos. El balance post-Mou se salda con una extensa lista de ocho entrenadores en seis años y solo tres títulos conquistados de la temporada 2009-10 hasta la actualidad.

Rafa Benítez, Ranieri, Leonardo, Walter Mazzarri, Mancini, Stramaccioni, los breves pases de Gasperini o Frank de Boer, ninguno de ellos ha logrado crear un proyecto sólido, estable ni con perspectiva de futuro. Planes abortados a mitad de temporada, nulas gratificaciones para la afición y, sobre todo, la sensación de que deberán pasar muchos años, o un milagro, para volver al nivel de 2010.

Rafa Benítez recogió el testigo de Mourinho. Comenzó ganando la Supercoppa de Italia, pero perdió la europea. Tuvieron poca paciencia y, días después de haber ganado el Mundial de Clubs, la directiva decidió romper el contrato con el técnico español. Acto seguido llegó Leonardo para acabar la temporada. Con él, el Inter ganó su último trofeo hasta la fecha, la Coppa Italia de 2011 ante el Palermo, con doblete de Eto’o y gol de Milito.

Mancini volvió en 2014, de la mano de Thohir, con una buena acogida por los aficionado. El Inter volvió a demostrar carácter e hizo grandes movimientos en el mercado, pero comenzaron las fricciones con la nueva directiva y rompieron relaciones días antes del inicio liguero. Y Frank de Boer ha pasado con más pena que gloria por Milán.

Los aficionados ya no saben ni con quién enfadarse, a quién pedirle explicaciones ni con quién ilusionarse. La caótica junta directiva ni siquiera reside en Italia y la llegada de Pioli supone retroceder hasta el punto de partida. ¿Será la definitiva?