Argentina

La vicepresidenta argentina defiende a los jugadores de fútbol que lanzaron cantos racistas y homófobos contra los franceses

Enzo Fernández se ha disculpado por los insultos, pero el asunto ha escalado y ya le ha costado el puesto al subsecretario de Deportes Julio Garro

Victoria Villarroel, vicepresidenta argentina, en el tanque en el que desfiló el Día de la Independencia.

Victoria Villarroel, vicepresidenta argentina, en el tanque en el que desfiló el Día de la Independencia. / X

Abel Gilbert

La vicepresidenta argentina, Victoria Villarruel, encontró en el fútbol, y más precisamente la victoria del seleccionado en la Copa América y la polémica que provocaron los cantos racistas de los jugadores, una razón para adquirir visibilidad y dar cuenta de sus ambiciones políticas. Hija de un oficial contrainsurgente del Ejército que se negó a jurar por la Constitución cuando este país recuperó la democracia, y sobrina de un represor durante la última dictadura (1976-83), Villarruel lanzó un desafío a Francia tras la protesta de su Federación por las palabras despectivas de los campeones durante un vivo de Instagram del volante argentino Enzo Fernández. "Ningún país colonialista nos va a amedrentar por una canción de cancha ni por decir las verdades que no se quieren admitir", escribió en X.  Recordó además que la nación argentina se hizo "con el sudor y el coraje de los indios, los europeos, los criollos y los negros". La vicepresidenta compartió su declaración con un tríptico de imágenes de figuras de la lucha por la independencia de España, dos de ellas afrodescendientes.

El conflicto estalló cuando al diseminarse en las redes la transmisión de Fernández que retomaba la rivalidad con Francia surgida de la final en el Mundial de Qatar. El cántico aludió de manera desdeñosa a las raíces africanas de los franceses y también incluyó insultos cargados de homofobia. Fernández pidió disculpas por los exabruptos. A pesar del arrepentimiento no pudo evitar la apertura de un expediente de la FIFA y el Chelsea, donde se desempeña desde 2023. No obstante, Villarruel decidió salir de la rutinaria actividad en el Senado que encabeza y retomar la controversia. "Argentina es un país soberano y libre. Nunca tuvimos colonias ni ciudadanos de segunda. Nunca le impusimos a nadie nuestra forma de vida. ¡Pero tampoco vamos a tolerar que lo hagan con nosotros!".

Ruido interno

La intervención de Villarruel provocó un problema interno en el Gobierno de ultraderecha. En principio, el presidente Javier Milei había respalado a través de X al subsecretario de Deportes, Julio Garro, quien había exigido a Leo Messi y a la Federación Argentina de Fútbol (AFA) una sentida retractación. Cuando la vicepresidenta busco diferenciarse del Gobierno que integra, a Milei no le quedó otra salida que echar a Garro y olvidarse de la empatía con los franceses denigrados. "La Oficina del Presidente informa que ningún Gobierno puede decirle qué comentar, qué pensar o qué hacer a la Selección Argentina Campeona del Mundo y Bicampeona de América, ni a ningún otro ciudadano. Por esta razón, Julio Garro deja de ser Subsecretario de Deportes de la Nación".

Para no ser desmentida por Villarruel, cuyas ambiciones personales provocan cortocircuitos en la ultraderecha, el mandatario abrió otra polémica con Francia. El anarco capitalista debe viajar a París para participar de la apertura de los Juegos Olímpicos, invitado por Emmanuel Macron.

Visita de oficialistas a represores

La irrupción pública de la vicepresidenta tiene lugar en momento en que uno de los temas que más le importa, la reivindicación del papel desempeñado por los militares en la represión clandestina, vuelve a situarse en un primer plano. Varios legisladores nacionales de La Libertad Avanza (LLA), el partido gobernante, concurrió a una cárcel bonaerense para entrevistarse con exoficiales que cumplen condenas por haber participado de secuestros, actos de torturas y asesinatos. Los diputados se entrevistaron con el excapitán de navío, Alfredo Astiz, condenado a prisión perpetua por haberse infiltrado en el movimiento de derechos humanos y haber capturado a tres fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo y a dos monjas francesas, Leonnie Duquet y Alice Dumond.

 La visita al penal de Ezeiza, a unos 40 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, tuvo lugar el 11 de julio, dos días después del desfile militar en el que Milei y Villarruel se subieron a un tanque de guerra para arengar a los que presenciaban la actividad. Los legisladores que participaron del acto de reivindicación de los exmilitares tienen relaciones con Villarruel, quien desde hace más de dos décadas encabeza los pedidos de libertad de aquellos que cumplen severas condenas. En Ezeiza se encuentran Ricardo Cavallo, extraditado de España en 2008 y el exmarino Alberto González, de una estrecha relación con la vicepresidenta. En la misma cárcel se encuentra el exoficial de inteligencia del Ejército, Marcelo Cinto Courtaux. Su hijo, del mismo nombre, es asesor de la vicepresidenta.

"En un hecho inédito en más de 40 años de democracia, representantes elegidos por el voto popular, visitan a genocidas condenados por haber cometido todo tipo de delitos imprescriptibles", denunció una agrupación de supervivientes del campo de concentración que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde revistaba Astiz.

El Gobierno intenta banalizar la tragedia argentina o simplemente negarla desde que asumió en funciones, el pasado 10 de diciembre. El ministro de Defensa, Luis Petri, envió a su responsable de Derechos Humanos, Lucas Miles Erbes, a visitar al represor Juan Daniel Amelong, calificado de víctima por la vicepresidenta. Tras el desfile militar del pasado 9 de julio, cargado de simbologías que remitían al pasado castrense, otro diputado oficialista, Agustín Romo, no solo celebró la presencia de Villarruel y Milei en un tanque. "Dejamos atrás los desfiles de travestis comunistas y faloperos (drogadictos)".