Iglesia católica

Los ultraconservadores fichan a Bianca Jagger como adalid de la misa en latín, la última andanada contra el Papa

La exmujer del cantante de los Rolling Stones firma una carta en la que pide a Francisco no prohibir la misa en latín, ritual bandera de los ultraconservadores 

El papa Francisco.

El papa Francisco. / EFE

Irene Savio

La primera exmujer del cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger, le ha escrito esta semana al papa Francisco. La exmodelo nicaragüense Bianca Jagger sostiene que le preocupa que el Vaticano pueda aprobar nuevas normas para restringir la misa tradicional en latín. Este es el antiguo rito ya limitado por el Concilio Vaticano II (1962-1965) y cuya defensa se ha convertido en bandera de los ultraconservadores que critican al Pontífice. 

La liturgia tradicional, dice la carta, es una "catedral de textos y gestos que fueron plasmándose durante siglos a la par que tantos venerables templos". "No todos aprecian su valor: nada que objetar a eso, pero destruirla parece un acto innecesario e insensible en un mundo donde la historia se olvida con demasiada facilidad. La capacidad del antiguo rito de animar al silencio y contemplación es un tesoro", añade. 

Por eso, "suplica" al Vaticano de abstenerse de "cualquier otra restricción al acceso a este magnífico patrimonio espiritual y cultural". Eso sería "una perspectiva dolorosa y perturbadora, especialmente para el creciente número de jóvenes católicos cuya fe se ha alimentado de ella", agrega en la misiva, firmada también por otras cuarenta personalidades anglosaxonas.

Pulso viejo y nuevo

Con estas palabras Bianca Jagger se ha posicionado de lleno en el incendiario pulso que los ultraconservadores libran contra Francisco desde hace tiempo. El Papa, de hecho, se ha mantenido firme en su voluntad de modernizar la institución. Tanto es así que, tan solo el año pasado, volvió a confirmar su decisión de limitar las misas en latín —basado en el misal de Pío V, actualizado por Juan XXIII—, puntualizando los casos en que los obispos deben pedir autorización al Pontífice para autorizarlas.

Todo ello después de que la polémica se reactivara en julio de 2021, a través del 'motu proprio' 'Traditionis custodes'. Con este documento, Francisco volvió a poner el asunto sobre la mesa, después de que el anterior papa, Benedicto XVI, lo dejara en manos de los sacerdotes, lo que en su momento se interpretó como un acercamiento a los seguidores del obispo francés Marcel Lefebvre, excomulgado en los años 80, por su fuerte contrariedad a las ideas del Concilio Vaticano II. 

Pero lo curioso es también que lo que motivó la carta de Jagger ha sido un rumor: la posibilidad de que la Santa Sede prohíba el rito antiguo de forma universal y sin excepciones en todas las iglesias católicas del mundo. En este marco, incluso se ha hecho referencia a la llamada "carta Agatha Christie", una misiva enviada en 1971 a Pablo VI y encabezada por la célebre escritora británica en la que también se pidió que en el Reino Unido no se suprimiese la misa tradicional.

Cáncer ideológico

El caso ha suscitado cierto clamor en Roma porque, precisamente desde la muerte de Benedicto XVI, la guerra entre este sector y el Papa es abierta, incendiaria y pública. Y los golpes son recíprocos. Prueba es la decisión en junio de Francisco de imputar por delito de “cisma” a un arzobispo italiano crítico con él.

Se trata de Carlo Maria Viganò, exnuncio (embajador vaticano) en EEUU. En el pasado no solo puso en duda precisamente la legitimidad del Concilio Vaticano II, sino que también llegó a pedir la renuncia del pontífice argentino, lo que este viernes le valió finalmente la excomunión, la pena más severa que aplica la Iglesia católica. La incógnita es en qué quedará este clima de veda abierta para ajustar cuentas.