Elecciones EEUU 2024

Trump renueva su llamada a la unidad pero ahoga el mensaje de moderación en su discurso en la convención

Donald Trump, rodeado de su familia en la Convención Republicana.

Donald Trump, rodeado de su familia en la Convención Republicana. / EFE/EPA/JIM LO SCALZO

Idoya Noain

Debía ser el discurso de la unidad, la oportunidad para sellar ante los estadounidenses, y especialmente ante los votantes moderados, la imagen de un líder transformado en el que el país puede poner la confianza para volver a la Casa Blanca en las elecciones de noviembre. Pero Donald Trump, cinco días después de sobrevivir a un intento de asesinato, no ha podido evitar este jueves, en su discurso formal de aceptación de la nominación en la convención en Milwaukee, ahogar ese mensaje bajo su retórica habitual: incendiaria, apocalíptica y salpicada de agravios, insultos, mentiras y exageraciones. Fue, como decía un invitado al salir, "la historia de dos Trump".

El guion estaba preparado. Después de salir al escenario con unas enormes letras doradas que deletreaban su apellido, Trump arrancó con un relato detallado del atentado fallido, del que aseguró que le salvó la intervención divina. Fue un momento que provocó lágrimas entre algunos delegados e incluyó gestos como como exponer e incluso besar el uniforme del jefe de bomberos que falleció por las balas de Michael Mathew Crooks y mantener un momento de silencio. Y tuvo un momento emocional incluso para Trump, cuando dijo: "no debería estar aquí".

También en ese arranque, y cuando leyó el teleprompter, Trump lanzó palabras y frases amables:, renovando las llamadas a la unidad que han dominado su mensaje público desde el atentado. Habló de “confianza, fuerza y esperanza”, dijo que "hay que sanar el acuerdo y la división”, “debemos alzarnos por encima de las diferencias”… “A cada ciudadano, joven o mayor, hombre o mujer, demócrata, republicano o independiente, negro o blanco, asiático o hispano, extiendo una mano de lealtad y amistad”, dijo en un momento.

El mismo de siempre

Pero pronto quedó claro que Trump, pese a la disciplina y la organización meticulosa de su campaña, que ha controlado durante los tres días previos de convención la parte que las televisiones retransmiten en horario de máxima audiencia, es el mismo de siempre. El otro Trump, que se pierde por meandros retóricos.

Habló durante más de hora y media con un mensaje y un tono muy similar al que se escucha en cualquiera de sus mítines. Y aunque reforzó su mensaje de apelación a la clase media y trabajadora con promesas de ponerlos al frente de sus prioridades, buena parte del tiempo la dedicó a hacer un retrato apocalíptico de los Estados Unidos tras casi cuatro años de Administración de Joe Biden, aunque al presidente solo le citó por nombre una vez. A la vicepresidenta Kamala Harris, ni una.

Trump habló también de un mundo que “se asoma a la tercera guerra mundial” y, de sus buenas relaciones con líderes como Vladimir Putin, Xi Jinping, Kim Jong Un o Víktor Orban. También como en cualquiera de sus actos electorales se refirió insistentemente a la supuesta “invasión” de inmigrantes, vinculándolos a los más horrendos crímenes. Renovó, provocando ovaciones, su promesa de realizar la mayor deportación masiva de la historia o su apuesta por la perforación de combustibles fósiles.

Trump, que en un momento se refirió a la expresidenta demócrata de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi como “loca”, tampoco pudo controlarse y recuperó sus acusaciones de fraude electoral en 2020, quizá uno de los elementos de su propuesta política que más le aleja de votantes independientes. Y volvió a declararse víctima de una “caza de brujas política”.