Atentado en EEUU

El Servicio Secreto admite que en el pasado rechazó peticiones de más recursos para Trump

La directora de la agencia federal comparece este lunes ante un comité del Congreso

El expresidente Donald Trump, rodeado de agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos tras ser disparado durante el mitin de campaña en Butler, Pensilvania.

El expresidente Donald Trump, rodeado de agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos tras ser disparado durante el mitin de campaña en Butler, Pensilvania. / AP

Idoya Noain

Donald Trump sobrevivió con solo una leve herida en la oreja derecha al atentado en su contra el 13 de julio en un mitin en Butler (Pensilvania) pero la cascada de fallos de seguridad que permitieron a Thomas Michael Crooks acometer su intento de magnicidio ha puesto en la picota al Servicio Secreto, la agencia federal encargada de proteger a presidentes, expresidentes, candidatos, sus familias y altos cargos, y amenaza con hacer que ruede la cabeza de su directora, Kimberly Cheatle.

Este lunes a las 10 de la mañana (16.00 horas en España) Cheatle, que desde el primer momento enfrenta llamadas a dimitir de los republicanos a las que se han sumado algunos demócratas, comparece ante el Comité de Supervisión y Responsabilidad de la Cámara Baja del Congreso, controlada por los conservadores. Y llega en las peores condiciones posibles. A la colosal concatenación de errores de aquel día se le ha sumado en las últimas horas la admisión de la agencia, tras días de haberlo negado con contundencia, de que en los últimos dos años rechazaron repetidas peticiones de más recursos y personal que había hecho el equipo de Trump.

El mitin de Butler no era específicamente uno de esos afectados por recursos solicitados y no aprobados desde la dirección de los Servicios Secretos. Pero la admisión, que avanzó primero con fuentes anónimas este fin de semana ‘The Washington Post’, deja en peor lugar aún a la agencia.

Negativa y admisión

El domingo pasado, un día después del atentado, un portavoz del Servicio Secreto, Anthony Guglielmi, había tildado esas informaciones como “absolutamente falsas”. También el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo aquel domingo que las acusaciones que le señalaban personalmente por esa negativa eran “inequívocamente falsas” e “irresponsables y sin base”.

Este sábado, no obstante, Guglielmi reconocía en un comunicado que “en algunas instancias no se dieron recursos o unidades especializadas específicas”, aunque también aseguraba que la agencia “hizo modificaciones para garantizar la seguridad del protegido”, incluyendo “el uso de socios estatales y locales para cumplir funciones especializadas” o para “identificar alternativas para reducir la exposición pública del protegido”.

Negativas de viva voz

Según lo avanzado por el ‘Post’ y luego confirmado por otros grandes medios, desde la campaña de Trump se hicieron a menudo en los dos últimos años peticiones más recursos y personal para actos del presidente. En concreto, se solicitaron más magnetómetros para instalar en entradas a sus actos más masivos, más agentes, más francotiradores y equipos especializados, como uno con perros que se pidió para un acto en la playa en Nueva Jersey. A menudo las respuestas dando negativas a esas peticiones llegaban de viva voz en reuniones o llamadas telefónicas y no, como las peticiones, por escrito.

En algunos casos las negativas alegaban que los actos a los que acudía el presidente y para los que pedía más medios, como la reciente graduación de su hijo Barron o apariciones en citas deportivas y otros eventos públicos eran actos “privados”. En otras ocasiones, en el tira y afloja con el equipo de Trump sobre más dotaciones la agencia argumentaba sobre falta de presupuesto y dificultades de personal.

Fondos reducidos

Aunque el Servicio Secreto ha crecido, la parte de la agencia que se encarga de la protección de presidentes y vicepresidentes y sus familias ha visto recortado su presupuesto prácticamente un 10% en la última década. Y hace tiempo que en el Congreso se advertía de que necesitaban añadir agentes si no querían poner en peligro su misión.

Según datos del último presupuesto citados por NBC, hoy hay 3.671 agentes, frente a más de 4.000 en 2014. Y ese descenso de personal se ha producido conforme crecía el número de personas que aseguran la Operaciones de Protección y se diversificaban las posibles amenazas. Tras el atentado se ha añadido protección al candidato independiente Robert Kennedy Jr y antes se instensificó la de Trump ante las amenazas de un posible atentado iraní.

Cascada de fallos en Butler

En el operativo en Butler, además del Servicio Secreto, participaron más de seis agencias del orden estatales y locales pero todo el despliegue no sirvió para impedir que Crooks volara un dron sobre la zona antes del mitin y, una vez comenzado, se subiera en el tejado de una construcción que había quedado fuera del perímetro de seguridad y lanzara al menos seis rondas de tiros. Una de las balas solo rozó a Trump pero otras provocaron un muerto y dos heridos entre los asistentes al mitin.

En la comparecencia de este lunes puede haber respuestas a preguntas que siguen abiertas. Una es por qué el Servicio Secreto permitió a Trump salir al escenario cuando ya una hora antes de que lo hiciera agentes del orden locales habían identificado a Crooks como sospechoso. Le habían visto con una gran mochila y mirando a través de la lente de un telémetro. Incluso le habían fotografiado para compartir su imagen entre los distintos cuerpos de seguridad. Y le habían perdido la pista.

Crisis politizada

El presidente de EEUU, Joe Biden, solicitó tras el atentado la apertura de una investigación independiente de lo ocurrido pero enfrenta llamadas también a despedir a Cheatle. Una de las últimas la lanzaba este domingo en una entrevista en televisión Eric Trump, uno de los hijos del expresidente y candidato republicano, que aprovechaba para atacar al gobierno demócrata. “El hecho de que permitiera que un expresidente y posiblemente futuro presidente recibiera un balazo en la oreja y no haya rendición de cuentas y una persona siga en su cargo (la directora) muestra lo inepta y vergonzosa que es la Administración”, decía.