Fiesta del Trono

Mohamed VI cumple 25 de años de reinado: estas son las reformas y los retos pendientes en Marruecos

Los cambios legislativos y las grandes inversiones en infraestructuras han marcado la etapa del monarca, aunque el país también vive una situación social complicada por las dificultades económicas y la sequía

Mohamed VI de Marruecos cumple 25 años en el trono: reformas y desafíos

Mohamed VI de Marruecos cumple 25 años en el trono: reformas y desafíos

A sus sesenta años, el Mohamed VI cumple un cuarto de siglo ocupando el trono marroquí. Fue coronado escasos días después de la muerte de su padre, Hassan II. Los conocidos como los “años de plomo” y su autoritarismo habían marcado el último periodo de su reinado. La llegada de Mohamed VI estuvo marcada por reformas en ciertos ámbitos de la sociedad, como la revisión del código de familia del 2003 y una nueva visión diplomática con el objetivo de tejer más relaciones con el continente africano. Si su padre había optado por dejar la silla vacía en la Unión Africana, Mohamed VI optó por reintegrar este organismo y aumentar las relaciones con sus vecinos del sur, con especial énfasis en la diplomacia económica y religiosa en el continente africano.

Las grandes infraestructuras también han marcado esta nueva época, como el puerto de Tanger Med, el más grande del Mediterráneo, inaugurado en 2007, o el tren de alta velocidad que conecta Tánger con Casablanca. Por contra, estas grandes obras no han llegado a todos los puntos del país: las nuevas autopistas o los grandes paseos marítimos de las principales ciudades costeras contrastan con las zonas rurales, como las que sufrieron en terremoto del pasado año en el Atlas, con escasos recursos, pocas oportunidades y malas conexiones. Actualmente, Marruecos se encuentra en la posición 120 de 192 países en Índice de Desarrollo Humano, veinte posiciones por detrás de sus vecinos magrebíes. 

Nueva Constitución

El 2011 Marruecos aprobó una nueva Constitución, como respuesta de palacio a las protestas que llenaron las calles del país por el 'Movimiento del 20 de febrero', la ramificación de las primaveras árabes en Marruecos. Durante varias semanas, las manifestaciones llenaron los centros de las principales ciudades al grito de "Justicia, libertad y dignidad". Pedían más mano dura contra la corrupción y un mayor reparto de poderes, entre el Gobierno y el monarca. También se repitieron las críticas contra la clase política del país y varios de los asesores del rey. Aunque estas protestas no exigían el fin de la monarquía, sí que pedían más poder para el Parlamento y el Gobierno.

La nueva constitución establecía la separación de poderes y dio un mayor rol a la Cámara legislativa y el Ejecutivo. A pesar de estos cambios, el rey continúa jugando un papel clave en marcar las grandes directrices del país y elige directamente a los responsables de ministerios clave como Exteriores, Interior o Asuntos Islámicos. La nueva carta magna también reconoció al amazigh como lengua cooficial, junto al árabe, y promulgaba la igualdad entre hombres y mujeres. 

Otro de los momentos de protestas más importante del país fue en la zona del Rif en otoño de 2016. Estas manifestaciones, en el nordeste del país, reivindicaban más derechos sociales e infraestructuras para la región. Cerca de quinientas personas fueron arrestadas y actualmente los principales dirigentes de la revuelta siguen cumpliendo las penas, que en el caso del líder, Naser Zafzafi, suman 20 años. 

La diplomacia marroquí

Uno de los puntos centrales de la diplomacia marroquí durante el reinado de Mohamed VI ha sido ir recabando apoyos a su plan de autonomía para el Sáhara Occidental. Actualmente, una veintena de países, la mayoría africanos, han abierto consulados en las ciudades de Dakhla o el El Aaiún y otros países europeos como España o Alemania han expresado que la propuesta marroquí es “realista” o “viable”, con matices según el país, aunque coinciden que es a través de Naciones Unidas dónde se tiene que resolver este dosier. Estados Unidos, en la parte final del anterior mandato de Donald Trump, reconoció la soberanía marroquí sobre este territorio y anunció que abrirían un consulado, aunque todavía no se ha materializado.

El acercamiento de Marruecos con Israel ha sido otro de los puntos que ha marcado la política internacional de Mohamed VI. En 2020 Marruecos firmó los Acuerdos de Abraham y normalizó relaciones con Israel. En julio del año pasado, Israel reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Este acercamiento con Tel Aviv no ha sido visto con buenos ojos por parte de la sociedad, especialmente tras el inicio de la guerra en Gaza. Es habitual escuchar consignas que piden poner fin a la normalización de relaciones en las manifestaciones contra la ofensiva israelí que se celebran en el país. Marruecos es uno de los países que ha mandado ayuda por tierra a la población de la Franja y aboga por la solución de los dos estados, también ha condenado los bombardeos israelíes contra población civil.

Los retos sociales

Organizaciones como Humans Right Watch o Amnistía Internacional han criticado a Marruecos en relación con la libertad de prensa y denuncian el encarcelamiento de periodistas. Reporteros Sin Fronteras sitúa a Marruecos en la posición 129 de 180 en su ranking de libertad de prensa y denuncian que “los periodistas independientes marroquíes sufren presiones constantes”. El Parlamento Europeo aprobó una resolución a principios de 2023 que instaba a las autoridades marroquíes “que respeten la libertad de expresión y la libertad de los medios de comunicación” y pedían que se garantice “a los periodistas encarcelados, en particular Omar Radi, Sulaiman Raisuni y Taufik Buachrine, un juicio justo con todas las garantías procesales”. 

Uno de los grandes retos del son las dificultades económicas que traviesa mucha de la población por el aumento del precio de los productos del día a día. También la sequía, que ha contribuido a la inflación y que ya ha obligado al Estado a tomar medidas para racionalizar el agua. El país también se encuentra en la fase final de la nueva reforma del Código de Familia que encargó el monarca en su discurso de hace un año. Todavía se reconocen los detalles de esta revisión, algunos de los temas que las organizaciones en defensa de los derechos humanos piden reformar es la herencia y el divorcio, para garantizar la igualdad entre hombres y mujeres, además de prohibir el matrimonio de menores y la poligamia. 

Con este y otros desafíos, el país también empieza a preparar el terreno para la Copa del Mundo de fútbol masculino que va a acoger, junto a España y Portugal, en 2030. Ya se están ampliando varios estadios existentes y ya han presentado el proyecto para construir el Gran Estadio de Casablanca, que tendrá capacidad para 115.000 espectadores y pretende ser el terreno de fútbol con más capacidad del mundo. Fue el mismo rey, Mohamed VI, quien anunció que Marruecos, junto a sus vecinos, sería uno de los países que acoja esta competición de primer orden mundial, un gol que se apuntó el monarca y que pretende ser uno de los hitos de su reinado