Libertades individuales

Marruecos dejará de pedir el certificado de matrimonio para dormir en un hotel

Aunque en el país no hay ninguna ley que lo prohíba, las parejas no casadas o amigos de diferente sexo no podían compartir habitación en muchos establecimientos

Fachada de un hotel en Casablanca.

Fachada de un hotel en Casablanca. / MARC FERRÀ

Marc Ferrà

Marruecos ha abierto la puerta a poder compartir una habitación de hotel con una persona del sexo contrario sin estar casados. Una medida restrictiva que se lleva aplicando desde hace décadas, aunque no esté contemplada en ninguna legislación. Esta semana, varios medios de comunicación han asegurado que la policía ha llamado a los establecimientos hoteleros para transmitir que no pueden pedir el certificado de matrimonio y que no pueden negar a una mujer no casada dormir en un hotel de su ciudad de residencia, algo que tampoco se consentía. El medio, 'Le360', próximo a palacio, ha asegurado que una fuente autorizada les ha confirmado que se han suprimido estas dos restricciones, aunque el Gobierno marroquí, por el momento, no lo ha anunciado de manera oficial. 

Hace meses que esta tema ha saltado al debate público hasta llegar al Parlamento. El ministro de Justicia, Abdellatif Ouahbi, declaró la semana pasada que exigir en las recepciones de los hoteles el certificado de matrimonio es ilegal. "¿No es esto una violación de su intimidad? ¿Cuál es la base jurídica de esta solicitud?", se preguntó para añadir incluso que los que lo exigen "deben ser perseguidos". Según el periódico Yabiladi, los profesionales de la hostelería respondieron a estas declaraciones del ministro, explicando que estos documentos son exigidos por la gendarmería y la policía en el marco de los controles rutinarios que realizan en los hoteles.

La exigencia del certificado de matrimonio afecta principalmente a los ciudadanos marroquíes, ya que a los turistas nunca se les ha exigido. La medida ha sido acogida con buenos ojos por el sector hotelero del país, porque esta prohibición no escrita supone que las personas no casadas busquen alternativas a sus establecimientos cuando quieren viajar por el país. Una de las opciones que las parejas o amigos tienen es reservar en Airbnb, porque en muchos casos, no se pide el certificado de matrimonio. En el caso de parejas con mayor poder adquisitivo, muchas prefieren viajar fuera del país para evitar problemas en el momento de reservar en un hotel. 

Reforma del Código de Familia

Aunque el país ha dejado atrás esta restricción para dormir en hoteles, el Código Penal castiga las relaciones sexuales entre personas que no están casadas con una pena que puede alcanzar hasta un año de cárcel. Las organizaciones en defensa de los derechos humanos exigen poner fin a este artículo porque consideran que supone un obstáculo a cualquier mujer para denunciar una agresión sexual, violación o violencia machista ante la policía y, además, consideran que va en contra de la libertad individual. La legislación marroquí también pena el adulterio o las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo

Actualmente, Marruecos se encuentra inmerso en una reforma del Código de Familia, conocido como la 'Moudawana'. Este texto regula varios ámbitos de la vida privada, como el matrimonio, el divorcio, la poligamia o la herencia, entre otros temas. Las principales reivindicaciones de las organizaciones feministas es poner fin sin excepciones al matrimonio de menores y a la poligamia, además de una mayor igualdad entre el padre y la madre en la tutela de los hijos en caso de divorcio y que la herencia sea igualitaria entre hijos e hijas.

Esta reforma la encargó en rey, Mohamed VI, hace dos años, la comisión encargada de abordar el nuevo texto entregó a finales de marzo la propuesta al presidente del Gobierno después de una ronda de audiencias con actores y organizaciones implicadas. La propuesta será sometida también a las apreciaciones del monarca. Por ahora se desconoce qué puntos se van a modificar. Los movimientos islamistas y conservadores siguen de cerca todo el proceso y han expresado sus reticencias a ciertos cambios. Por su parte, las organizaciones en defensa de las libertades individuales y los derechos humanos se han movilizado para reclamar “reformar este texto de arriba abajo".