La judoca cubana Dayle Ojeda se fuga de la concentración de los Juegos Olímpicos

La delegación cubana en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024

La delegación cubana en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París 2024 / EFE

La judoca cubana, Dayle Ojeda, que participaba en los Juegos Olímpicos como ayudante de la multimedallista, Idalis Ortiz, se fugó a pocas horas del inicio de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, justo cuando tenía programada la vuelta a su país natal, Cuba. 

Según ha informado el medio cubano ‘Cubalite’, la atleta de 30 años se encontraba en la capital desde hacía varias semanas formando al personal de apoyo técnico en la división de +78. El viernes 26 de julio, horas antes de la ceremonia de apertura, tenía que coger un avión de vuelta a Cuba,pero no se presentó, desde entonces, se desconoce su paradero. 

Ojeda es un referente en el deporte cubano. Fue medallista de plata en dos ediciones del Abierto Panamericano de Varadero, en 2023 y 2024. 

El éxodo de los deportistas cubanos no es algo inusual, especialmente en el equipo de judo. En otoño de 2023, el judoca Magdiel Estrada, también desertó durante el Campeonato Panamericano y de Oceanía en Río de Janeiro, y Mairelys Inojosa Polanco, también se fugó en condiciones similares. 

De hecho, a finales de 2023, durante los Juegos Panamericanos, el Gobierno de Boric contabilizó hasta ocho los deportistas cubanos que desertaron de su delegación tras la competición. 

Los Juegos Olímpicos, vía de escape para los deportistas

Los Juegos Olímpicos siempre han sido una puerta de salida para aquellos deportistas que buscan huir de sus países en dictadura o en conflicto. La gimnasta checoslovaca, Marie Provazníková, desertó en los Juegos Olímpicos de Londres y pidió asilo en Estados Unidos, afirmando la importante opresión comunista que sufría en su país. 

En esos mismos juegos, el futbolista húngaro, Árpád Weisz, también escapó a Estados Unidos. Años más tarde, después de la Revolución Húngara de 1956, más de la mitad de la delegación del país huyó durante los Juegos Olímpicos de Melbourne convirtiéndose en un escándalo nacional e internacional, y obligando a las delegaciones de países con sistema dictatoriales, a reforzar el control de sus delegaciones. 

Atletas etíopes, iraníes y también rumanos, en 1984, durante los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, varios atletas de Rumanía escaparon del régimen de Nicolae Ceaușescu.