Conflicto en Oriente Próximo

Israel usa en Gaza drones de una industria militar desarrollada en parte con fondos de la UE

Las aeronaves no tripuladas están siendo usadas ampliamente en una guerra que ha causado la muerte de 37.000 personas, en su mayoría, niños

Un dron de fabricación israelí.

Un dron de fabricación israelí. / BOLD CONTENT, CC BY 2.0

Mario Saavedra

Esta semana, el máximo responsable de la diplomacia europea ha confirmado que su homólogo israelí asistirá a la reunión especial del Consejo de Asociación UE-Israel, con una fecha aún por concretar. “No será una reunión más”, ha advertido el saliente alto representante para la Política Exterior europea, Josep Borrell.

El ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, deberá responder a las preguntas de los 27 sobre la presunta violación de la legislación internacional sobre la guerra y el derecho internacional humanitario por parte del Ejército hebreo en su ofensiva contra Gaza, que ha dejado más de 37.000 muertos, entre ellos 15.000 niños, y 21.000 niños más desaparecidos (bajo los escombros, en fosas comunes o en las cárceles israelíes), según Naciones Unidas. Todo en respuesta a un ataque de Hamás que causó cerca de 1.200 muertos, en su mayoría, civiles. 

Uno de los temas sobre la mesa será, eventualmente, la colaboración entre la Unión y las instituciones israelíes. Entre otras cosas, Israel accede a fondos de desarrollo e investigación europeos. Por ejemplo, la Unión Europea entregó 1.280 millones de euros en cooperación científica a Israel entre 2014 y 2020 a través del programa Horizon, canalizado sobre todo a través de universidades, pero también para industrias de Defensa. Israel es el tercer receptor de ayudas de un total de 16 países de ese programa.

En particular, la UE invierte dinero público en proyectos de desarrollo de tecnología de drones. Estas aeronaves no tripuladas (UAV por sus siglas en inglés) están siendo ampliamente usadas en la guerra contra Hamás, y están provocando una enorme cantidad de bajas civiles. 

Según un informe de las ONG de derechos civiles Statewatch y el alemán Centro de información sobre militarización (IMI), varios de los proyectos de investigación apoyados por la UE están siendo usados de una u otra forma en combate.

El ResponDrone israelí, que comenzó en 2019, ha recibido casi ocho millones de euros de la Unión Europea. El objetivo sobre el papel es desarrollar plataformas de drones para situaciones de emergencia. Pero las organizaciones citadas advierten del potencial de doble uso de esta tecnología. 

Otro proyecto de aeronaves no tripuladas, UnderSec, que comenzó en octubre de 2023, ha recibido seis millones de financiación europea para desarrollar prototipos de sensores y activos robóticos.  

El ministerio de Defensa israelí ha obtenido directamente 200.000 euros de la UE para proyectos conjuntos con esas dos empresas. 

Y la armamentista hebrea Rafael Advanced Defense Systems ha sido receptora de 450.000 euros de programas. Bruselas contribuyó con 50.000 euros de “investigación y desarrollo” para la empresa de fabricación de drones israelí XTend. Xtend se jacta ahora de que sus dispositivos se emplean en la guerra y apoyan “al 100% a las Fuerzas de Defensa de Israel”. 

Este diario se ha puesto en contacto con la Comisión Europea para obtener respuesta a estas alegaciones, pero no ha recibido respuesta al cierre de este artículo.

Los Tratados de la Unión Europea prohíben financiar el gasto de “operaciones que tengan implicaciones militares o de Defensa” y se requiere que los programas “tengan un foco exclusivo en aplicaciones civiles”. Pero esa prohibición se circunvala frecuentemente, bajo la alegación de que Bruselas está promocionando la “autonomía estratégica” militar de los 27.

En enero de este año, la Comisión Europea mantenía 594 acuerdos con instituciones israelíes por valor de 480 millones de euros. Entre esos acuerdos hay varios para tecnologías de “doble uso” civil y militar. En especial los que involucran a las dos grandes empresas de defensa israelíes, Elbit Systems e Israel Aerospace Industries, que han recibido dinero europeo dentro del programa de vigilancia por dron del mediterráneo. “Estas colaboraciones corren el riesgo de doble uso o mal uso de los resultados de las investigaciones, como el uso de esa tecnología para propósitos militares que incluyan violaciones de los derechos humanos o la ley internacional”, según se lee en la carta de medio millar de académicos pidiendo revisar esos acuerdos. 

Quadcopters asesinos

Los llamados quadcopters (drones ligeros que vuelan a baja altura gracias a unos rotores parecidos a los de un helicóptero) pueden servir para detectar los objetivos militares o, armados con rifles o explosivos, acabar desde el aire con gazatíes.  

Ese tipo de dispositivos están siendo ampliamente usados en Gaza, según el testimonio, entre otros, del médico británico en Gaza Ghassan Abu Sitta al diario The Telegraph, que confirma otro caso similar a este. Habrían sido usados, por ejemplo, en la masacre del pasado 11 de enero en la calle Al-Rasheed de Ciudad de Gaza, según el relato de algunos de los presentes, recogidos por Middle East Eye. Uno de esos quadcopter comenzó a disparar contra una multitud que esperaba el reparto de alimentos. “Nos sorprendió un tiroteo procedente de arriba. Miramos al cielo y vimos estos dispositivos disparando directamente a la masa”, asegura Qassem Ahmed, palestino de 42 años. También fue un dron israelí el que lanzó un misil que mató a los siete trabajadores de la World Central Kitchen, según el diario israelí Haaretz. O a 11 niños que jugaban en un campo en Gaza el pasado 16 de abril, según Al Jazeera.

La guerra está siendo considerada excesiva, especialmente por el impacto en la infancia, por organizaciones humanitarias (UNICEF, MSF, Save The Children, Human Rights Watch o Amnistía Internacional, entre otras). Diversos organismos de Naciones Unidas o el Fiscal General de La Haya consideran que se han cometido numerosos crímenes de guerra e, incluso, de “plausibles” violaciones de la Convención contra el genocidio. Pero la Unión Europea no ha impuesto o a Israel a sanción alguna, salvo las que atañen a unos pocos colonos de organizaciones radicales que siembran el terror en Cisjordania. 

Israel usa Gaza como laboratorio de armas que luego vende en los mercados internacionales, según ha denunciado Antony Loewenstein en su libro 'El laboratorio palestino' (Capitán Swing). “Israel controla la vida de millones de palestinos y, para conseguirlo, han creado un sinfín de armas y tecnologías. Se ha dado cuenta de que la ocupación es una herramienta de marketing de su industria militar en sí misma. El interés de los compradores es que ha sido probado en combate, en Palestina sobre los palestinos”, ha explicado en conversación con este diario.