Creciente presión

Israel esquiva el aislamiento internacional sin detener su guerra contra Gaza

En estos ocho meses de ofensiva israelí, que ha matado a casi 36.500 palestinos, las universidades, los tribunales internacionales, los eventos culturales globales y las políticas nacionales se han visto atravesadas por el conflicto

Bombardeo israelí en la ciudad paestina de Gaza, en la Franja de Gaza.

Bombardeo israelí en la ciudad paestina de Gaza, en la Franja de Gaza. / Europa Press

Andrea López-Tomàs

No queda lugar en la vida cotidiana que no haya sido sacudido por la guerra contra Gaza. En estos ocho meses de ofensiva israelí, que ha matado a casi 36.500 palestinos, las universidades, los tribunales internacionales, los eventos culturales globales y las políticas nacionales se han visto atravesadas por el conflicto. Desde todas esas tribunas, el clamor es casi unánime: Israel debe poner fin a la guerra. Pero no sólo lo exigen voces lejanas. Ahora, también aliados y amigos del Estado judío se muestran más duros con el Gobierno del primer ministro Binyamín Netanyahu. A nivel público, el creciente aislamiento de Israel en la escena internacional es evidente, aunque queda por ver qué impactos reales puede tener ante la ausencia de sanciones o medidas más contundentes. Expertos israelíes alertan de que tanta presión podría, incluso, producir el efecto indeseado de fortalecer a Bibi.

En las últimas semanas, los acontecimientos se han precipitado. La Corte Internacional de Justicia, órgano de las Naciones Unidas, ordenó a Israel suspender su campaña militar en Rafah, en el extremo sur de Gaza. Unos días antes, los fiscales de la Corte Penal Internacional pidieron la detención de Netanyahu y su ministro de Defensa, Yoav Gallant. Algunos socios de Israel, como Francia, apoyaron la medida. Esa misma semana España, Noruega e Irlanda reconocieron el Estado de Palestina, y Belice, Bolivia y Colombia rompieron relaciones diplomáticas con Israel. A su vez, Turquía suspendió el comercio con el Estado hebreo. Mientras, los campus universitarios alrededor del mundo resisten en acampadas solidarias con la población de Gaza, que languidece bajo las bombas mientras muere de hambre.

Países del Sur Global

Países como Francia, Italia o Alemania, que, desde el 7 de octubre, han apoyado sin fisuras al Estado de Israel, ahora empiezan a mostrar su descontento con Netanyahu. Los ataques sobre Rafah, desoyendo a la comunidad internacional y a los tribunales, provocando decenas de víctimas mortales entre los civiles palestinos, parecen ser la gota que ha colmado el vaso. Aunque Washington, su fiel aliado, ha seguido dándole su apoyo, hace unos días el portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, alertó del peligro de que Israel quedara aún más aislado de la comunidad internacional. “La situación no es tan mala como parece, pero la sensación aquí en Israel es que hay un aislamiento cada vez mayor”, constata el doctor Yonatan Freeman, experto en Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén.

“Aunque, en realidad, existe una gran diferencia entre lo que [los líderes mundiales] dicen y lo que realmente hacen”, explica a este diario. No hace falta irse muy lejos para comprobarlo. “Ningún país del mundo árabe y musulmán que recientemente se unió a nosotros en los Acuerdos de Abraham ha interrumpido las relaciones diplomáticas con nosotros, a pesar de su discurso contra la guerra” y su supuesta alianza histórica con los palestinos, afirma. El grave ataque que sufrió Israel por parte de Hamás el pasado 7 de octubre, que acabó con la vida de 1.139 israelíes y extranjeros y el secuestro de unos 250, despertó una gran ola de solidaridad alrededor del globo. “Durante las últimas semanas, están surgiendo desacuerdos sobre cómo debería librarse esta guerra, pero no por qué debería librarse”, afirma Freeman, señalando especialmente a Washington.

Han sido principalmente los países del Sur Global en Asia, África y América del Sur quienes han sido más consecuentes con sus discursos. Sudáfrica ha llevado a los israelíes a la palestra legal internacional. Nicaragua hizo lo propio con Alemania, acusada de “facilitar el genocidio” al venderles armas. Hace unos días, Maldivas prohibió la entrada de cualquiera con pasaporte israelí a modo de protesta por la guerra contra Gaza. En Occidente, la presión de los estudiantes ha provocado que universidades de países como Irlanda, Países Bajos, Noruega, Eslovenia y España cortaran vínculos con sus homólogos israelíes o estén considerando hacerlo. El boicot a Israel se ha extendido también al mundo cultural con miles de artistas firmando cartas para prohibir a Israel su participación en la Bienal de Venecia o el festival de Eurovisión. Aunque consiguió superar esta oposición, el aislamiento es notable.

"Seguiremos solos"

“Incluso si Israel se ve obligado a permanecer solo, nosotros estaremos solos y seguiremos atacando poderosamente a nuestros enemigos hasta la victoria”, dijo Netanyahu en un encendido discurso en la ceremonia inaugural del Día de Conmemoración del Holocausto en mayo. Abanderados con la acusación de antisemitismo, los oficiales israelíes tratan de contener las consecuencias de la presión internacional. Ni los fallos de las cortes, ni la orden de detenciónni las reprimendas de Biden amedrentan al primer ministro, centrado en su supervivencia política. Pese a que la presión en las calles va en aumento, exigiendo su dimisión y un acuerdo de alto el fuego para liberar a los rehenes, Netanyahu no acaba de perder sus apoyos.

Según Freeman, incluso, podría ganar otros nuevos. “Está en la composición genética de todos los israelíes, no importa si eres de izquierda o de derecha”, aclara el experto en Relaciones Internacionales. “Entre la población israelí, hay un consenso general de que sólo podemos depender de nosotros mismos y a la mayoría de los israelíes no les gusta que el mundo intente intervenir en la forma en que tratamos de ocuparnos de nuestra seguridad”, añade. “Puede que [a la mayoría de la sociedad] no les guste Netanyahu, pero lo que aún les gusta menos es que alguien, al otro lado del mar, le diga a Netanyahu lo que tiene que hacer”, constata Freeman. Esta semana, por primera vez en un año, una encuesta televisiva ha desvelado que Netanyahu es la opción preferida, por encima del centrista Benny Gantz, como primer ministro de Israel.

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